sábado, 20 de junio de 2020

FIESTA DEL SAGRADO CORAZÓN

Queridos amigos, 

Paz y bien
Les compartimos nuestra serie de vídeos sobre una de las mayores devociones de nuestra Iglesia: la devoción al Sagrado Corazón de Jesús y al inmaculado Corazón de María. Esperamos los disfrutes y puedas compartirlos y comentarlos.


Episodio 5: FIESTA DEL SAGRADO CORAZÓN




Episodio 6: INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA



Episodio 4: El mayor de los consuelos



Episodio 3: Amigo que nunca falla



Episodio 2: Modelo de Humildad



Episodio 1: Modelo de Amor




DIOS TE BENDIGA 
NO OLVIDES REPETIR CONSTANTEMENTE: 

Jesús, manso y humilde de corazón, 
haz mi corazón semejante al tuyo. 
Amén.

Domingo 21 de junio de 2020 - DÍA DEL PADRE





Lectura del Santo Evangelio según San Mateo 10, 26-33

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «No tengan miedo a los hombres, porque no hay nada secreto que no llegue a descubrirse; nada hay escondido que no llegue a saberse. Lo que les digo de noche díganlo ustedes en pleno día, y lo que escuchen al oído pregónenlo desde la azotea. No tengan miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No, teman más bien al que puede destruir con el fuego alma y cuerpo. ¿No se venden un par de gorriones por unas moneditas? Y, sin embargo, ni uno de ellos cae al suelo sin que el Padre de ustedes lo disponga. En cuanto a ustedes hasta los cabellos de la cabeza él los tiene contados. Por eso, no tengan miedo; no hay comparación entre ustedes y los gorriones. Si uno se pone de mi parte ante los hombres, yo también me pondré de su parte delante de mi Padre que está en el cielo. Y si uno me niega ante los hombres, yo también lo negaré delante de mi Padre que está en el cielo».

Palabra del Señor.


REFLEXIÓN
No pasemos: del miedo a morir, al miedo a vivir
Feliz día del padre

Este día nos tiene que llevar a pensar en nuestro Padre Dios, y hoy sobre todo que las lecturas nos hablan de no tener miedo: “No tengan miedo” y lo primero a reconocer es ¿a qué le tenemos miedo? La mejor manera de vencer al miedo es reconocerlo y enfrentarlo, pero no solos, sino con Jesús y ahí cambia todo, porque solos no podemos ;pero sí con Dios. 

Jesús nos pide no tener miedo en tres momentos:
- No temer dar testimonio, ni al que dirán. No podemos callar y no hablar de Cristo, hablamos de tantas medicinas y no de la medicina de nuestra vida que es Cristo que está al alcance de todos y es lo que más se necesita para no perder las esperanzas.

- No temer a la muerte, porque nosotros vamos a resucitar, pero sí hay que temer a dónde nos iremos después de la muerte. Eso sí, ahí hay una muerte eterna lejos de Dios o una vida plenamente feliz con Dios. Una infelicidad eterna que hay que temer cuando nos alejamos de Dios.

- No temer a los bienes que nos pueden faltar, en este momento de incertidumbre, es el momento de poner nuestra certeza en la Divina Providencia, que nunca falla, porque quien confía en Dios, Dios nunca lo defrauda y nos hace ver como cuida a los gorriones, cuanto más a un hijo, que no pierde ni un cabello sin su permiso, porque nos cuida de tal manera que lo tiene todo previsto.

Por otro lado, no podemos vivir de temores, eso es ser esclavo del temor, «Cristo vino a liberar a cuantos, por miedo a la muerte, pasaban la vida entera como esclavos” (Heb. 2,15). Cristo no solo vino a librarnos de la muerte, sino del miedo a morir. Porque nos trajo la vida eterna y quiere que disfrutemos esta vida hasta el último segundo, el miedo paraliza, esclaviza y no te deja ver las cosas buenas de la vida. Por ello nos repite muchas veces “no tengan miedo” pues ahora hemos pasado del temor a la muerte al temor a vivir. Jesús es vida abundante. Y hoy en el día del padre, agradezcamos ese don maravilloso de ser padres, pues hasta Jesús quiso tener un padre en la tierra.

Que nuestra madre la Virgen María, nos lleve a confiar en Dios y no temer.


Ofrezcamos nuestro día:

Dios, Padre nuestro, yo te ofrezco toda mi jornada, mis oraciones, pensamientos, afectos, deseos, palabras, obras, alegrías y sufrimientos, en unión con el Corazón de tu Hijo Jesucristo que sigue ofreciéndose a Ti en la Eucaristía para la salvación del mundo.

Que el Espíritu Santo que guio a Jesús, sea mi guía y mi fuerza este día, para ser testigo de tu amor. Con María, la Madre del Señor y de la Iglesia, te pido por las intenciones del Papa y para que se haga en mí tu voluntad.

¡Feliz día del padre!

Cuenta con mis oraciones,que yo cuento con las tuyas. Dios te bendiga.

Hno. David Pacheco, OFM Cap

Domingo 14 de junio del 2020 - CORPUS CHRISTI





Lectura del Santo Evangelio según San Juan 6, 51-58

En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: «Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo». Los judíos se pusieron a discutir entre sí: «¿Cómo puede éste darnos de comer su carne?». Entonces Jesús les dijo: «Les aseguro que si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tendrán vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí. Éste es el pan que ha bajado del cielo: no es como el maná que comieron sus padres y murieron; el que come de este pan vivirá para siempre».

Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

Fiesta del Corpus Christi
El cristiano no puede vivir sin Eucaristía, sino no es cristiano

La solemnidad de hoy nos muestra el amor que Dios nos tiene en su Hijo. Si vemos, semana tras semana, nos muestra todo lo que hace por nosotros. Nos dio la resurrección, nos envió al Espíritu Santo, se reveló en la Santísima Trinidad y hoy nos dice que se ha quedado con nosotros en la Santa Eucaristía, que muy bien nos relata el evangelista San Juan, cuando Jesús manifiesta estas palabras: “Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre”.

Ahora más que nunca cuánta necesidad de estar acompañados. Jesús se ha quedado para acompañarnos y también para alimentarnos, por ello se muestra como pan, porque el pan es el alimento diario para vivir. Deberíamos ansiar la Eucaristía. Para nuestra vida espiritual, se nos presenta como la vida, pues el que no la come, no tendrá vida. Así como ahora tememos contagiarnos para no morir, igual cuánto temor debemos tener para no morir espiritualmente, si dejamos de comulgar, dejando que desfallezca el amor de Dios en nosotros.

También se nos presenta como la resurrección, nos dice: “Yo lo resucitaré en el último día”. Si aspiramos al cielo, aquí está el viático que nos ha de abrir las puertas, todo el que anhela ir al cielo tiene que recibir a Cristo en la tierra.

Y por último nos dice: “El que come mi carne y bebe mi sangre, habita en mí y yo en él”. Te imaginas que Dios, el dueño del universo quiere vivir en ti, quiere hacerse uno contigo. Por ello San Cirilo decía: “Así, como dos pedazos de cera derretidos juntos, no hacen más que uno, de igual modo el que comulga, de tal suerte está unido a Cristo, que él vive en Cristo y Cristo en él”. Después de todo ello, no podemos seguir siendo los mismos cuando comulgamos, no podemos ser indiferentes ante la ausencia de la Eucaristía, sino anhelarlo con más ansias y valorarlo más que nada en este mundo.

Que la Virgen María nos ayude a reconocer el valor incalculable de la Eucaristía para que no calculemos darnos a ella.

Ofrezcamos nuestro día:

Dios, Padre nuestro, yo te ofrezco toda mi jornada, mis oraciones, pensamientos, afectos, deseos, palabras, obras, alegrías y sufrimientos, en unión con el Corazón de tu Hijo Jesucristo que sigue ofreciéndose a Ti en la Eucaristía para la salvación del mundo.
Que el Espíritu Santo que guio a Jesús, sea mi guía y mi fuerza este día, para ser testigo de tu amor. Con María, la Madre del Señor y de la Iglesia, te pido por las intenciones del Papa y para que se haga en mí tu voluntad.

Dios te bendiga

Hno. David Pacheco Neyra, OFM Cap