viernes, 28 de agosto de 2020

28 de agosto - San Agustín de Hipona

 


PARA QUE CONOZCAS MÁS A SAN AGUSTÍN hemos seleccionado esta información de la página de nuestros amigos Agustinos Recoletos:

Los momentos clave de la vida de Agustín

AGUSTÍN MANIQUEO

Agustín a los 19 años vive una primera conversión a la filosofía, mientras estudia en Cartago, al leer el Hortensius de Cicerón. Era un libro escrito para animar a las personas a abrazar la carrera filosófica y que se proponía a los estudiantes tanto por su forma literaria como por la propuesta que hacía al lector. Agustín quedó maravillado por libro, que despierta su ilusión y vocación por la búsqueda de la verdad.

San Agustín. María Teresa Castaño (2004), Kaohsiung, Taiwán.San Agustín. María Teresa Castaño (2004), Kaohsiung, Taiwán.

Para Agustín este libro fue una “epístrofe” o conversión intelectual, pero no tuvo consecuencias de “metanoia” o conversión moral. Una vez que oye hablar de la verdad de este modo, se lanza en la búsqueda de Jesucristo como consecuencia de la educación cristiana que tuvo desde niño. De hecho, los libros platónicos y el mismo Hortensius le defraudan desde el momento que no hablan de Cristo.

El libro de Cicerón presentaba tres puntos esenciales: la renuncia a las riquezas, la renuncia a los honores y la renuncia al matrimonio, pues el casado no podría vivir la práctica de la filosofía. Una vez que los asume, intenta buscar en la Sagrada Escritura lo que Cicerón no le ofrecía. Es cuando se derrumba su primera búsqueda en la Palabra de Dios, de la que se siente profundamente defraudado. Se ha dicho que Agustín rechaza las escrituras porque literariamente le parecen indignas. Sin embargo, se pueden dar otra serie de razones de mayor peso:

En el libro de las Confesiones Agustín indica que no volvió a releer el libro de Cicerón “para dar más mordiente a mis expresiones” ( Conf 3,4,7). Es decir, no le interesa tanto el estilo literario de Cicerón, deja en segundo lugar las formas. No parece que al leer la Biblia buscase su interés literario.

En otros capítulos de su libro Agustín recalca que el estilo no le interesa tanto cuanto el contenido al leer libros ( Conf 4,3,5; 5,6,10; 5,13,23).

Los maniqueos admitían la Sagrada Escritura, y además utilizaban la misma versión que los católicos, excepto en que purgaban los pasajes más incómodos. Después de rechazar las escrituras, en pocos días, Agustín se hace maniqueo y, por tanto, vuelve a utilizarlas.

Agustín dice que cuando leyó “aquella escritura” se sintió defraudado: es decir, habla de un pasaje concreto, pues cuando se refiere a la totalidad de la Biblia lo hace siempre en plural: “las escrituras”. Además, en el Sermón 51,5,6 se nos dice exactamente qué pasaje fue el que le hizo sentirse defraudado: la genealogía de Cristo en el Evangelio de Mateo. Encuentra en su contenido contradicciones graves, sobre todo al ser comparadas con la otra genealogía de Jesús del evangelio de Lucas.

Precisamente uno de los habituales discursos proselitistas de los maniqueos estaba basado en la denigración de los católicos porque en sus libros sagrados había graves contradicciones. Los maniqueos eliminan estos textos, entre ellos los relativos a las genealogías. Agustín no rechaza las Escrituras por su estilo literario, sino porque encontraba a cada paso misterios y presuntas contradicciones. Lo que no se podía aceptar en un camino hacia la verdad.

Los maniqueos le ofrecen la Sagrada Escritura pero libre de estos pasajes misteriosos, sin incoherencias ni dudas. Desde entonces se acerca a ellas con un afán de evaluación de su contenido, con intención de juzgarlas desde su sabiduría en el campo lingüístico. El Agustín maniqueo intenta dar una “qualitas” y una “dignitas” a la Escritura.

Cuando Agustín lee las genealogías se le presentan como un texto sin autoridad, con incoherencias internas, todo lo contrario a lo que le daba Cicerón y los autores clásicos.

Si Agustín poco después vuelve a tomar las Escrituras de un forma racional, dando a Cristo una máxima autoridad, es porque los maniqueos, con su propaganda, le hacen acercarse a ellas desde otro punto de vista. Agustín leyó uno de los típicos textos presentados por los maniqueos para mostrar las contradicciones de los católicos; a su vez Cicerón y el Hortensius no llenan su ansia de encontrar la verdad en Cristo; es entonces cuando los maniqueos lo atraen plenamente.

El maniqueísmo tenía una metafísica materialista y dual (principio del bien y del mal, ambos eternos e inmutables), panteísta (todo pertenece y es emanación de uno de estos dos principios) y con una moral que partía del principio de los sellos: frente, boca, pecho y manos, o lo que es lo mismo, pensamiento, palabra, sentimiento y obras.

Después de un tiempo de aprendizaje, Agustín tendrá una nueva evolución que parte de sus dudas, nunca resueltas por los maniqueos:

La primera de estas dudas era científica. Los maniqueos tenían en la astrología como una ciencia fundamental para conocer la realidad. Sin embargo, muchos de sus libros se contradicen o no tienen la más mínima visión científica de lo que dicen.

La segunda fue escriturística. Un presbítero católico de Cartago, llamado Elpidio, siempre en público defendía la Sagrada Escritura tal como la tradición la había entregado, es decir, al modo católico. Nunca Agustín escuchó una sola respuesta franca y válida de los maniqueos a las objeciones de Elpidio.

La tercera duda fue metafísica. Nebridio, amigo de Agustín, le pregunta a éste de qué sirve estar en una lucha continua de dos principios, el del bien y el mal, que ninguno de ellos va a ganar. Si ambos principios son inmutables, no se entiende que estén en lucha, pues nada van a cambiar. Agustín busca la respuesta a la pregunta sin que ninguno de los maniqueos más importantes le pueda dar una respuesta lógica. Le convidan a que presente las tres dudas a Fausto, tenido por el más sabio de los maniqueos. Éste no responde seriamente a ninguna de las tres dudas.

En Cartago, por tanto, Agustín comienza a desencantarse del maniqueísmo. Pero se produjo un episodio que le hizo abandonarlo definitivamente. Cuando Agustín llega a Roma, la secta maniquea recibe una importantísima cantidad de dinero proveniente de un tal Constancio, que la dona a la secta todos sus bienes con la condición de que se funde una comunidad maniquea con gran exigencia moral.

Los primeros que se echan atrás en el proyecto son los maestros maniqueos. Entonces Agustín descubre que la vida que proclamaban no es la que vivían.

AGUSTÍN, ESCÉPTICO

Agustín se desilusiona tanto del maniqueísmo que cae de forma casi inmediata en un escepticismo filosófico, creyendo que la verdad existe, sí, pero no puede ser conocida y no hay camino alguno para llegar a ella.

San Agustín superará esta etapa pensando en sus propias capacidades y cualidades, en sus deseos de búsqueda y en el planteamiento del problema de la fe y la razón. Llega a la conclusión de que para alcanzar la verdad se necesita la fe. Los maniqueos le habían presentado como disyuntivas ambas realidades. Pero Agustín descubre, al superar el escepticismo, que no son contradictorias, sino complementarias.

De este modo no le resulta difícil aceptar las Escrituras aun con sus contradicciones literarias, desde la humildad: primero creer, y creyendo es como se llegar a conocer, y desde ahí a entender.

AGUSTÍN, CRISTIANO

Agustín vive entonces ya en Milán, donde acude a escuchar con frecuencia al obispo católico, san Ambrosio. Empieza así a aceptar lo “espiritual”, la fe en la Iglesia y, finalmente, todo el credo católico. Así rechazará tanto el dualismo maniqueo como el escepticismo que nada soluciona.

San Agustín hablando con Simpliciano (izquierda) y en la escena del “Toma y Lee”. Monumento funerario de San Agustín, Pavía, Italia.

El problema del mal en el mundo será uno de los que le indiquen el camino del cristianismo. Los platónicos habían propuesto que el mal era una ausencia y privación de bien, no un principio propio. Sin embargo, el Hortensius le había metido en la cabeza que sólo se llegaba a la verdad con las renuncias a las riquezas, a los honores y al matrimonio. El caldo de cultivo de la conversión moral se estaba preparando, la conversión definitiva que tendrá como consecuencia su bautismo.

Ponticiano, uno de sus amigos, le cuenta la vida de San Antonio y la historia de los jóvenes de Tréveris, historias ambas que se enmarcan en la vida en común, en la vida monástica y en la castidad. Agustín no sabía nada de todo esto. Finalmente, al leer el texto de Romanos 13,13 sobre la vida en Cristo, une todas las piezas.

En las cartas de San Pablo descubre el significado de estar comprometido en la vida cristiana. Y los grados de compromiso mayores se muestran en el martirio y en el monacato. También descubre, desde el bien conocido mundo clásico, que en el cristianismo se debe buscar también un otium , una vida retirada, que intenta llevar a cabo en Casiciaco. Y por último, encuentra cómo a los monjes se les designa servus Dei, los que se entregan de forma total para el servicio de Dios y renuncian a todo honor, riquezas y a la vida marital, como proponía el Hortensius.

Agustín se bautiza el año 387 en Milán, cuyo obispo —y oficiante del bautismo— había iniciado con sus palabras todo este camino de conversión cristiana. De allí marchará hacia África, no sin antes despedir a su madre en el puerto de Ostia Tiberina, en el famoso “éxtasis” previo a la muerte de ésta. Sólo el 388 podrá volver a África, e iniciar su experiencia más vital, en la finca Casiciaco de Tagaste: una vida común que supera en mucho la primera intención de comunidad filosófica que ofrecía Cicerón.

Agustín, con los suyos, decide dedicarse a la vida monástica, a la contemplación y la búsqueda de la verdad por la fe y el conocimiento.

AGUSTÍN, PRESBÍTERO

El año 391, tres después del inicio de su vida monástica, Agustín es elegido presbítero por el pueblo, según la costumbre de la Iglesia de ese tiempo. Aunque en principio nunca fue intención de Agustín el acceder a las órdenes sagradas, sus ideas sobre el servicio a la Iglesia le obligan a aceptar el nombramiento.

El servicio a la Iglesia es servicio a Cristo, y la caridad está por encima de todas las demás cosas. El cristiano mejora no al conocer más, sino al servir más. El criterio de perfección cristiana no es el conocimiento sino el amor, y su amor a la Iglesia es lo que le impide renunciar a lo que el pueblo fiel pide, aunque esto suponga cambios no deseados en su vida.

AGUSTÍN, OBISPO

Aunque existía la prohibición de que hubiese dos obispos en una diócesis, con Agustín se da el mismo caso que con otros grandes padres de la Iglesia, como Gregorio Niseno, Gregorio Nacianceno o el mismísimo San Ambrosio.

San Agustín, obispo. Palomares, México D.F.

Valerio, un obispo anciano, actúa con mucho practicismo. Para retener a Agustín en su diócesis y como sucesor suyo, lo ordena obispo y así consigue que no sea llevado a otra diócesis. Para ello contó con el beneplácito del obispo de Cartago, Aurelio. Curiosamente, quien no accedió fue el obispo de Numidia, Megalio, primado por ser el más anciano, a quien sustituirá en la diócesis el amigo de Agustín, Posidio.

La objeción que ponía Megalio, sin embargo, no era que hubiese dos obispos en la diócesis de Hipona, sino que la vida pasada de Agustín no le parecía propicia para tal nombramiento, especialmente por su tiempo de maniqueo. Se precisaba el visto bueno del primado para la ordenación, y finalmente Megalio se convenció de que Agustín había abjurado definitivamente del maniqueísmo.

Valerio muere poco después, pues sabemos que todas las actuaciones de Agustín como obispo fueron de suma autoridad. Agustín puso toda su resistencia posible a la ordenación, pero la aceptó por los mismos motivos que el presbiterado. Fue consciente de las irregularidades de su ordenación, como comenta en la carta 213.

La fecha de esta ordenación episcopal es oscura. Tenemos los sermones que pronuncia en los aniversarios diferentes de su ordenación, pero en ninguno de ellos ofreces datos suficientes para fecharla. Sabemos solamente que fue ordenado entre la fiesta de la Ascensión del año 395 y agosto del 397. De ahí que tampoco sepamos con certeza durante cuánto tiempo hubo dos obispos en Hipona.

Agustín es obispo durante los últimos 30 años de su vida. Se convirtió en un adalid de la unidad de la Iglesia y con toda su inteligencia y su caridad buscó la verdad nuevamente, ahora rebatiendo a multitud de grupos y grupúsculos que fueron apareciendo en la Iglesia y que la dividían: donatistas, pelagianos, etc.

Vio decaer el imperio en el norte de África, pues su vida se agota en el 430, poco antes de la entrada de los vándalos en Hipona, del fin progresivo del imperio romano en el norte de África. Murió anciano, pero las invasiones bárbaras le produjeron grandes sufrimientos por el temor —que se convirtió en realidad— de ver la Iglesia católica africana, que tantos frutos había dado, exterminada y abandonada a su suerte en la carnicería provocada por los enemigos del Imperio.

Fuente:

jueves, 27 de agosto de 2020

27 de agosto - Santa Mónica

 


Oración a Santa Mónica

A ti recurro por ayuda e instrucciones, Santa Mónica, maravillosa ejemplo de firme oración por los niños. En tus amorosos brazos yo deposito mi hijo(a) (mencionar aquí los nombres), para que por medio de tu poderosa intercesión puedan alcanzar una genuina conversión a Cristo Nuestro Señor. A ti también apelo, madre de las madres, para que pidas a nuestro Señor me conceda el mismo espíritu de oración incesante que a ti te concedió. Todo esto te lo pido por medio del mismo Cristo Nuestro Señor.
Amén.

para que conozcas más a santa mónica, seleccionamos esta información de la página de nuestros amigos agustinos recoletos:

Nace en Tagaste el año 331. Su familia era de clase media. El ambiente familiar en el que nace y se cría Mónica era de recias convicciones cristianas. En Mónica descubrimos un carácter decidido. Siempre la veremos pronta a afrontar las situaciones más dispares y a responder de forma sobria y definitiva; será mujer de una sola palabra.

Santa Mónica. Iglesia Santa Rita de Madrid (España).Santa Mónica. Iglesia Santa Rita de Madrid (España).

En cuanto a la formación intelectual, Mónica no pasó del grado primario. En Roma capital las mujeres podían acceder con facilidad a la cultura; sin embargo, en las provincias no tenían esta suerte. Aquí estaban destinadas al matrimonio y al trabajo del hogar.

Mónica se casó con un pagano de Tagaste, Patricio. Se dedicó a dirigir su casa. Como toda mujer romana, tenía la misión de cuidar las compras, la marcha de las actividades, vigilar a los criados… Era la responsable de la vida interna de su hogar.

La relación con Patricio fue difícil, pero ejemplar. Mónica vivió en una sociedad típicamente machista. No eran infrecuentes los abusos y malos tratos por parte de los maridos. Patricio tenía un carácter muy voluble; era sumamente cariñoso, pero igualmente colérico. Por esto tuvo que ejercitar con él una paciencia y una prudencia heroicas.

Mónica tenía en mente una empresa: la conversión de su marido. Patricio empezó a prepararse para el bautismo cuando Agustín contaba unos 16 años; y bautizado murió el año 371. Ella había triunfado de la única forma posible, con el verdadero amor. Él terminó amándola, admirándola y aceptando su fe.

San Agustín, Nuestra Señora de la Consolación y Santa Mónica. Tagaste Monastery, Suffern, Nueva York, Estados Unidos.

Patricio y Mónica tuvieron, no sabemos en qué orden, tres hijos: Navigio, una hija de nombre desconocido y Agustín . Su educación, como en toda familia romana, corrió a cargo de la madre. Esto la convirtió en la gran catequista de sus hijos.

El verdadero calvario de Mónica comenzó al terminar Agustín sus estudios y volver de Cartago a Tagaste . Su hijo volvía a casa maniqueo. Desde este momento Mónica no parará hasta verle convertido. Fueron años de lágrimas y de intensa oración. Asediaba a un obispo para que hablase con él. El obispo había sido discípulo de los maniqueos, y de forma espontánea los abandonó. Le dijo a Mónica: Anda, vete y que vivas muchos años. Es imposible que se pierda el hijo de esas lágrimas.

Con todo, Mónica quería estar siempre al lado de Agustín. Este marchó a enseñar a Cartago, y allí lo siguió ella. Allí sufrió la experiencia más dolorosa de su vida. Agustín había decidido marcharse a Roma. Mónica quería acompañarlo, pero él no lo aceptaba. Recurrió al engaño: dijo a su madre que iba al puerto a despedir a un amigo. Al amanecer, Mónica descubrió que Agustín se había embarcado y había abandonado África. Al cabo de un año, Mónica se embarcó también para Italia.

Encontró a Agustín en Milán. Ya había abandonado la secta maniquea. Su hijo decide no sólo bautizarse, sino hacerse monje. Es el año 386. Mónica vivió llena de júbilo la vigilia pascual del año 387. Aquella noche recibieron el bautismo su hijo y su nieto, junto con Alipio, el amigo de Agustín. Después todos ellos se trasladaron a Ostia, el puerto de Roma, y allí quedaron a la espera del primer barco hacia África.

San Agustín y Santa Mónica, capilla de Nuestra Señora de la Consolación. Cerámica de José Luis Sánchez Iglesia de Santa Rita, Madrid, España.

Un día, en la posada, Agustín y ella iniciaron una conversación de lo por venir: ambos estaban hambrientos de Dios. En escala ascendente, comenzaron a degustar todos los seres, admirándolo todo, y sin sentir saciedad en nada, hasta llegar a tocar un poco la región de la Sabiduría que ni fue ni será, sino sólo es . Es lo que se conoce como «el éxtasis de Ostia».

Cinco días después, Mónica enfermó de gravedad. A los nueve días, rodeada de sus seres queridos, feliz porque Dios le había demostrado que no abandona a quienes confían en Él, expiró. Era el verano del 387. Tenía 56 años.
Fuente: 

miércoles, 26 de agosto de 2020

Reflexión: ENTRA EN TI



ENTRA EN TI

Entra en ti y encontrarás montañas por explorar.

Trabaja en tu interior que lo exterior se mejorará

por añadidura.

Deja tus ocupaciones exteriores y dedícate

a las interiores, pues hay mucho por hacer.

Combate tu batalla interior

para encontrar la paz en tu exterior.

Limpia tu casa interna para ti

y luego pinta la fachada para los demás.

A quien buscas está dentro de ti,

no te fatigues buscándolo fuera.

Antes de regirte por las leyes de fuera,

hazlo primero según las leyes de tu conciencia.

Si no entras en ti por tu propia iniciativa,

las circunstancias te harán el gran favor.

Si quieres saber quién eres, no preguntes

a los de fuera, pregúntale a tu corazón.


Padre misericordioso, ayúdame a emprender
la aventura maravillosa de entrar dentro de mí,
para que conociéndome pueda conocerte.

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Fuente: 
Libro Camino a la misericordia del Padre, Hno. David Pacheco Neyra, OFM Cap

martes, 25 de agosto de 2020

25 de agosto - P. SANDRO DORDI - BEATO MÁRTIR DEL PERÚ



🔎¿Lo reconoces? 

Él es el P. Sandro Dordi, beato mártir del Perú, asesinado el 25 de agosto de 1991 en la localidad del Santa por terroristas de Sendero Luminoso.

🔎¿Por qué su muerte?

Sus obras sociales y de caridad dificultaban el reclutamiento de terroristas. Progresar mediante la oración, el trabajo, el estudio y una cultura del perdón y el amor era inaceptable para Sendero Luminoso ya que minaba toda su ideología del "odio de clases" y la violencia como motor de progreso. 

🔎¿Qué nos enseñó?

- Expresar la fe y el amor a Dios, en el amor y servicio integral a los hermanos, perseverando en que ese camino era la mejor forma de construir la paz.

- Amar a la familia como proyecto de Dios. Él fue un gran impulsor de la Catequesis Familiar y promovió siempre el buen trato en la pareja y la unidad de la familia. 

-  Promover la educación y el desarrollo humano de la mujer. Impulsó: cursillos de alfabetización, de corte y confección, de bordado, de enfermería, de primeros auxilios, de higiene y salud, de puericultura, comedores populares, entre otros.

🔎 Oración:

 La siguiente oración litúrgica nos ayuda a pedir por su intercesión las virtudes teologales de: fe, esperanza y caridad.

"Señor,  tú  que  fortaleciste  a  nuestro  pueblo 

con  el  martirio  de  los  beatos  Miguel, Zbigniew y Alessandro,

 concédenos por su intercesión y ejemplo, mantenernos firmes 

en la fe, vivir en ardiente caridad y ser testigos de la esperanza. 

Por nuestro Señor Jesucristo,  tu Hijo, que vive y reina contigo

 en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de 

los siglos. 

Amén".


¿Quieres conocerlo más?

  • Te compartimos este artículo con más detalles de la vida del P. Sandro Dordi:

La admirable vida del Padre Sandro (Alessandro Dordi)

"Nadie sabe con exactitud cuándo apareció aquella trágica pinta, pero todos recuerdan con cierto temor lo que anunciaba aquella pared. "Go home Yankees, Perú será tu tumba".

El Padre Dordi que siempre soñó en ir a África como misionero, pero las circunstancias lo llevaron a visitar América Latina donde terminó enamorándose de Perú. Siempre supo que después del atentado contra los padres Franciscanos en Pariacoto, él era el siguiente.

SU VOCACIÓN

Alessandro Dordi o Padre Sandro Dordi como comúnmente se le conoce, fue el segundo de trece hermanos. Nació en Gromo San Marino-Bergamo (Italia) un 23 de enero de 1931, llegó a estudiar en el Seminario Diocesano de Cluson, donde fue ordenado Sacerdote cuando solo tenía 23 años. En 1980 aceptó la invitación del monseñor Luis Bambarén, entonces obispo de Chimbote, para asumir la parroquia Señor Crucificado de Santa.

UN PERUANO MÁS

"Fue un hombre bueno, sencillo y valiente, todo un misionero. Él fue quien nos llamó para servir aquí, una tierra a la que le guardaba bastante cariño, siempre se sintió un peruano más", cuenta con voz quebrada y mirando con nostalgia una vieja foto Virginia Piu, hermana de la Congregación Hermanas de Jesús Buen Pastor.

"Pastorcita" como le llaman los pobladores está en la obra de la iglesia Señor Crucificado de Santa desde hace 27 años. Recuerda que por entonces el monseñor Luis Bambarén al saber de las pintas que lo amenazaban de muerte, le pidió a Dordi que viajara a Lima, incluso a Italia por su seguridad, pero él nunca mostró temor. "Un día me dijo: Yo no puedo abandonar a mi pueblo...", cuenta, interrumpiendo la oración con un silencio que no le permitió romper en llanto, Piu solo se atreve a mirar la foto.

SU LUCHA

En los 11 años que vivió en Santa, siempre intentó sentirse uno más entre los santeños, recordado como un hombre que defendió la igualdad de géneros y que en una época tan machista siempre destacó el importante rol de la mujer dentro de la sociedad y sobre todo dentro del matrimonio. Marco Sing por entonces regidor del distrito de Santa lo conoció cuando Dordi fue a buscarlo para crear el Centro Promocional de la Mujer. "Me preguntó que era lo más importante para mí, y yo le respondí: mi familia". Desde ahí asistí y trabajé con él en la catequesis familiar. Sing recuerda que Dordi cambió desde que vio aquella amenaza. "Sí hubieran tenido un motivo, el motivo fue que el impulso la unidad familiar que era su mejor lucha contra los ideales terroristas", dice. Marco en un principio debió acompañar a Dordi en la liturgia a Vinzos, pero tuvo que asistir a un evento de Catequesis Familiar en Laderas del Norte. Hoy sin lograr entender mira por su ventana mientras recuerda que tuvo que ayudar en el levantamiento del cuerpo.

EN EL OCASO DE SU VIDA

Antes de las seis de la tarde de aquel 25 de agosto, Aquella camioneta 4x4, doble cabina, color amarillo, que a tantos poblados lo había acompañado a predicar, tuvo que detener su ruta de Vinzos a Santa, porque un grupo de encapuchados rodeó el vehículo, los dos jóvenes acompañantes que viajaban en la parte posterior del auto tuvieron que bajar la cabeza con la amenaza "abajo, abajo, con ustedes no es". Mientras el conductor fue llevado atrás de la camioneta, donde el sonido de 3 disparos inició un infierno.

El 'Yanquie' que amaba el Perú fue ultimado con dos tiros porque él eligió que Santa sería su tumba.

Hasta ahora su recuerdo sigue vivo.

OBRAS QUE DEJÓ

Consiguió donaciones para construir el Centro Promocional de la Mujer, organizó el club de madres, Cursillos de alfabetización, corte y confección, bordado, enfermería, primeros auxilios, higiene y salud. Construyó y puso en marcha el Botiquín Parroquial que funcionaba gracias a donaciones. También fundó el Centro de Educación Ocupacional "Virgen del Carmen", capillas, casas parroquiales y centros comunales en diversos poblados de Santa.

Fuente: http://peru-cristiano.blogspot.com/2015/02/la-admirable-vida-del-padre-sandro-dordi.html




Aquí te dejamos también el Himno que se compuso en honor de los Beatos Mártires del Perú: Sandro Dordi, Miguel Tomaszek y Zbigniew Strzalkowski. Testigos de la esperanza, Mártires de la fe y la caridad: 




Carta del P. Thomas Kraft, OP (fines de setiembre 1991)


Queridos amigos:       

 

          ¡La paz del Señor, paz que el mundo no puede dar, esté con todos Uds.! (Jn. 14, 27). En esta carta quisiera compartir unas reflexiones que vienen madurando en mí desde hace varias semanas sobre el mes de santa Rosa (1991) en el país de Santa Rosa (Perú).

 

          I.  En el mes de agosto 1991 Sendero Luminoso ha empezado a arremeterse contra la Iglesia como tal, por lo menos en Chimbote.  El 9 de agosto senderistas asesinaron a dos jóvenes sacerdotes franciscanos (polacos) que trabajaban en el otrora tranquilo pueblo de Pariacoto (diócesis de Chimbote) junto con dos alcaldes de la zona.  Pocos días después, los padres dominicos en Chimbote recibieron una amenaza telefónica dirigida al obispo, exigiendo su renuncia dentro de la semana, o sino, advirtieron que matarían a otros 4 sacerdotes extranjeros de la diócesis.  Todos tomaban la amenaza en serio.  Monseñor Bambarén por lo pronto se mantuvo a escondidas, no viendo nada aceptable renunciar su ministerio episcopal por tan despreciable chantaje, pero tampoco quiso poner en peligro las vidas de sus sacerdotes...  Unos 11 días después, el 25 de agosto, mataron al P. Sandro Dordi, misionero italiano trabajando en la parroquia de Santa, 10 Km. al norte de Chimbote.  Las amenazas por teléfono o volantes, la vigilancia e indagaciones por parte de gente desconocida y sospechosa, y los muros pintarrajeados con lemas subversivos continúan para la Iglesia en Chimbote y en algunas otras partes del país.  El mes terminó trágicamente con el asesinato de una humilde madre de familia en plena preparación del desayuno para niños pobres en el comedor popular de su barrio limeño, el 31 de agosto: su único crimen había sido trabajar anonadamente por el bienestar de su pueblo.

           Estos son los datos sobresalientes del acontecer violento del mes de Santa Rosa, 1991 en el Perú:  el segundo más violento en lo que va del año.  Según las estadísticas oficiales, un saldo de 397 muertes en enfrentamientos violentos a nivel del país sólo en agosto.

           Pero en vez de enfocar estas reflexiones en la muerte, quisiera hablarles de la vida, la vida del P. Sandro, que ha sido un buen amigo mío y hermano en el sacerdocio, a quien he conocido prácticamente desde mi llegada al Perú en 1985 (y a quien vi por última vez el 16 de agosto). Concelebrábamos misa muchas veces en su parroquia (en 1988 por ejemplo, me invitaron a predicar la novena del Señor Crucificado de Santa, su fiesta patronal).  Durante más de un año iba a Santa una vez al mes para dar clases sobre la Biblia a un grupo de catequistas campesinos del valle, y luego me quedaba hasta el día siguiente para un mini –retiro personal, gozando de la sencilla y calurosa hospitalidad italiana del equipo pastoral (Sandro y Carlo, Camilla, y las "pastorcitas"). Muchas veces compartimos una cena o un bocadito en su casa, y otras tantas veces charlamos amigablemente de cosas de la pastoral en reuniones diocesanos, en días de oración y retiros sacerdotales.

           Permítanme contarles algunas de sus cualidades humanas y cristianas:

            Allí lo ven:  hombre más o menos bajito, de pelo gris amarillento, tez medio "gringo", medio "cholo", que siempre se vestía en forma sencilla: pantalón y camisa ordinarios, calzado de "yanques", típicos de la gente campesina.  Su trato también era sencillo, llano, amable.  Muchas veces bromeaba con los jóvenes y las personas de confianza, incluso con indirectas si se trataba de alguien que se estaba alejando de la Iglesia.  Y es cierto que también se amargaba muchas veces por las peleas estúpidas o la irresponsabilidad de la gente que obstaculizaba la formación de una comunidad cristiana más madura.

           Era un hombre muy reverente en su celebración de la Eucaristía.  Su misma manera de genuflexionar (pausada, pero nada exagerada), sus minutos de oración delante del Santísimo antes o después de misa, su dedicación concienzudo a celebrar misas en el campo, y su estilo sencillo, casi informal de presidir la liturgia, creo que todo esto inculcaba y fomentaba en la gente de la parroquia una especial devoción eucarística.

           También era bastante servicial.  Nunca olvidaré el día en que se levantó de su siesta para ayudarme cuando se me había pinchado a la vez dos llantas de nuestra camioneta por los caminos rurales de su parroquia:  después de ensuciarse conmigo y llevarme por acá y por allá para reparar y poner de nuevo ambas llantas, gastando tres horas en eso, ¡me invito a la casa para tomar un cafecito!  Y nos consolamos y nos reímos juntos de tan mala suerte (y de tan generosa ayuda prestada)...

           Sabía trabajar en conjunto con otros agentes pastorales:  apoyaba la Catequesis Familiar en Santa y Rinconada, y la labor de los catequistas en los sectores rurales.  Lo he visto llegar hasta Pariacoto (a 2 – 3 horas de Santa) durante un seminario de catequistas campesinos para mostrar su interés y apoyo cuando algunos de los "suyos" estaban presentes.  Siempre participaba de buena gana y con mucha paciencia en las reuniones diocesanas.  Invitaba a venir a su parroquia (en forma temporal o permanente) a muchos diferentes grupos eclesiales:  sacerdotes seglares y seminaristas, montfotianos, redentoristas y dominicos, pastorcitas y hermanas del Corazón de Jesús Sacramentado, misioneros laicos de APM y gente de diferentes movimientos apostólicos... tenía sus ideas, y con alguna que otra cosa "no comulgaba", pero en general era un hombre de espíritu abierto, que sabía reconocer y valorar los aportes de los demás.

           P. Sandro tenía una capacidad única y una gran preocupación por proveer una adecuada infraestructura parroquial y comunal en los diferentes centros de población.  Se puede decir que tenía el carisma de la construcción.  En Santa misma, como en cada uno de los pueblos del valle, él se dedicaba a conseguir financiación, a verificar los diseños y luego supervisar personalmente la construcción de capillas y centros comunales (salas, comedor y cocina, almacén y baños, etc).  En Santa hizo construir años atrás un "Centro de Promoción de la Mujer" que incluía salas de trabajo, un jardín de niños, y una residencia para religiosas que trabajarían con las señoras.  Creo que esta cualidad tenía mucho que ver con su asesinato, porque Sendero no quiere a gente que "hace obras", ni mucho menos obras que faciliten la organización y participación comunitarias (y los edificios que Sandro hizo construir son muy funcionales y muy comunitarios)... una evangelización integral sigue siendo uno de los desafíos principales al proyecto de Sendero.

           Finalmente, era un sacerdote muy entregado se podría decir 'obsesionado' por las necesidades y la atención pastoral de esta extensa parroquia del valle Santa. Era notoriamente difícil convencerle a tomar sus vacaciones, porque no le gustaba dejar la parroquia abandonada.  En los últimos años, se le veía cansado, preocupado, y su salud (ya delicada con una tos fuerte de fumador) se empeoraba.  Pero a pesar de todo, y consciente del riesgo muy real que corría, seguía trabajando. Sí, era terco, bastante terco.  Pero ingenuo, no.  Sabía interpretar la amenaza que apareció una semana antes de su muerte en un muro de santa: "Yankee, Perú será tu tumba" pero no quería por eso abandonar a su grey.  Seguía con la misión rural planificada para el mes de agosto, y seguía saliendo a los caseríos para celebrarles su Eucaristía mensual.  Fue justo después de celebrar una de esas misas en el campo (igual que los PP. Franciscanos) que varios sujetos encapuchados lo pararon en el camino y mataron a balazos, huyendo en el jeep en el que se solía visitar a los diferentes pueblos.

           Esta es, en breve, la vida, la personalidad del P. Sandro tal como yo lo conocía.  Es el testimonio que él me ha dejado muy personalmente, y que yo quería transmitir a Uds.  ¡Que raro es tener a un amigo como martir!  Los martires ya no son para mi solamente gente de otros tiempos u otros países, sino amigos y hermanos míos, ¡gente con quienes yo he trabajado!  Sí, Sandro ha dado el último testimonio, el de dar la vida en vez de abandonar a su pueblo (Jn. 10, 11 - 15).

 

           II.  He notado últimamente algo que creo que tenga cierta trascendencia. Lo he notado en mi propia vida, en comunidades religiosas, en los periódicos y noticieros, y en la sociedad en general.  Ya que la ola de violencia abierta sigue aumentando y ha alcanzado nuevos sectores de la sociedad (la Iglesia, obras de solidaridad y movimientos populares, dirigentes barriales y ciudades costeñas en general), he notado que Sendero ha logrado una cierta ascendencia, hasta un protagonismo en "hacer" noticias.  Descubro que yo mismo leo los periódicos o veo el noticiero con la idea ya fija en la mente de "¿Quién habrán matado ahora?" ó "A ver, ¿adónde han atacado o dinamitado?", y aún cuando no hay nada en particular, todavía quedó con el mismo enfoque pensando "¡Menos mal! No había ningún ataque ni asesinato". Y en reuniones y contactos eclesiales, especialmente en este último mes, el tono de conversaciones es frecuentemente: "¿cómo están los padres de tal comunidad?  ¿es cierto que han sido amenazados?  ¿qué sabes de (= la presencia de Sendero en) tal lugar?", etc.  –Es que la violencia tiene un fuerte impacto emocional, sobre todo cuando nos toca de cerca, mucho más que escándalos financieros, viajes diplomáticos, o aún los profundos y sorprendentes cambios en la URSS.  Sendero no es el único grupo que utiliza la violencia, que "desaparece" a la gente, tortura y mata, pero me parece que es el principal grupo (con MRTA en un débil segundo lugar) que sabe utilizar el terror como parte integral de su estrategia, que busca la violencia a propósito para manipular y dirigir la opinión pública:  y lo están haciendo muy hábilmente (aunque también les podría  ¡ojala!  resultar contraproducente).

Los militares son frecuentemente tan brutales como los terroristas, pero no tan perversamente inteligentes como para agarrar la atención publica y psicologicamente obligar a la gente a seguir paso a paso el cumplimiento de su plan. Sendero sí maneja muy bien la violencia, el terror (amenazas y miedo) y el elemento de sorpresa para machucar y malherir la sensibilidad de la gente hasta que uno quede (así quieren ellos) como espectador paralizado e impotente, participante pasivo y dócil (como si fuera llevado de la mano) en la supuestamente inexorable marcha de su programa revolucionario.  Todo él que se levanta, que concientiza a la gente, o que representa un proyecto alternativo al suyo (especialmente si es convincente y esperanzador) tiene que ser eliminado.

       Ahora los medios de comunicación (la tele y algunos periódicos) están esforzándose por dar una cierta respuesta (o más exactamente, resistir) a toda esa manipulación del acontecer público - - pero me parece algo artificial, y cuya validez es muy cuestionable.  Se trata de decidir de antemano –como política editorial– no dar mucha publicidad a actos violentos, limitándose por ejemplo, por cada hora de programación de noticias a un máximo de 5 ó 10 minutos sobre los sucesos terroristas. En cuanto se trate de evitar el sensacionalismo (lo que abunde en otros periódicos y que los hace colaboradores "tontos" de dicha campaña propagandística de Sendero), estoy de acuerdo.  Pero cuando llega a ser manipulación de la noticia, redactando la historia según la versión "oficial", reduciendo la verdadera magnitud de hechos subversivos porque "no conviene" que el pueblo se entere,  no.  Esta "respuesta" (la del avestruz) a la hegemonía que va agarrando Sendero en el campo de la noticia, y que trata de desmentir o encubrir o achicar los hechos ya consumados,  no me parece tan factible ni moralmente defensible.

                   Creo que hace falta más bien saber "escribir la historia" descubriendo desde la fe lo que el Señor quiere hacer,  lo que está haciendo en su pueblo.  Protagonizar hechos no tanto impactantes sino esperanzadores y llenos de creatividad que nos permitan vislumbrar días mejores y situaciones más humanas, y ver en ellos un camino ya comenzado.  No pensar en lo que Sendero está tramando sino fijarnos en la providencia misteriosa del que "frustra los proyectos de las naciones" y cuyo "plan subsiste para siempre" (Sal 33,10-11).  Creo que por allá va la cosa:  allí está nuestro quehacer como predicadores.  Pero al examinarme a mí mismo, veo que no pocas veces yo me hago inconscientemente vocero de Sendero, pregonero de la mala noticia de sus últimas hazañas ("¿has oído lo ultimo…  lo que pasó en tal sitio?").  Tengo que aprender más bien a ser verdadero evangelizador (mensajero de la Buena Nueva), a actuar como Bernabé escudriñando, descubriendo y celebrando la gracia del Señor que obra en su pueblo, en la Iglesia (Hech 11,23).  Esto es: solidaridad eficaz, capacidad de sacrificio heroico, arrepentimiento y purificación de la Iglesia, reevaluación de nuestros apostolados y de sus defectos, valoración de los ministerios laicales, y mayor claridad de opciones evangélicas...  Y aún en los mismos hechos violentos, como en la muerte del P. Sandro, ver no tanto otro punto en el esquema dialéctico de Sendero (la eliminación de tal persona que les estorbaba) sino la gracia que nos ofrece el Señor precisamente en esta persecución; valorar el testimonio del mártir y no tanto el hecho cruento en sí.  Eso, me parece, es quitar la ventaja propagandística a grupos alzados en armas y devolverla al Señor;   es revelar la otra cara de la "moneda común" de la violencia;  es descubrir que tiempos de persecución son tiempos para dar testimonio (Lc 21,13;  Apoc 11,1-3.7-13).

 

           III.   Finalmente, unas reflexiones en torno a la fiesta de Sta. Rosa, el 30 de agosto 1991, en el Perú.  Por alguna razón (por mí desconocida), la fiesta de Sta. Rosa siempre es día de mucha alegría para mí - - y este año no fue diferente.  Incluso este año tuve la dicha de celebrarla en el monasterio de Santa Rosa y visitar la habitación donde ella murió (que a ese entonces no era monasterio), tras una agonía martirial.

 Pero, habiendo recibido sólo días antes la triste noticia de la matanza del P. Sandro, la que conllevaba la probabilidad de otros asesinatos posteriores (y los hubo, aunque no de sacerdotes ni en Chimbote hasta la fecha), mis pensamientos necesariamente seguían otro cauce que él de años pasados.  Concretamente me preguntaba si el ejemplo de Rosa, con su "locura" de mortificaciones y penitencias como respuesta a la "locura" del sacrificio voluntario de Cristo en la cruz por amor a nosotros  ¿no nos enseña tal vez que a la locura hay que responder con semejante locura?  –Que, frente a la locura subversiva del desprecio de la vida ajena,  ¿no habría que oponer otra "locura" de un cierto "desprecio"de la propia vida, es decir, una disponibilidad para el martirio?  Porque mientras uno se ciñe a respuestas "cuerdas" (tener mucha "prudencia", tratar de no "provocar", de salvar la vida a todo costo), uno queda limitado, circunscrito, cuando no totalmente paralizado por la "locura" del otro (su violencia gratuita, las amenazas, el miedo, etc,).  Y parece que precisamente esto está pasando en Chimbote y en otras zonas fuertemente afectadas por el terrorismo:  unos sacerdotes se retiran, otros se encierran en sus casa; muchas actividades se suspenden indefinidamente ("hasta que..."), la vida parroquial queda reducida a un mínimo vital, la pastoral es desmembrado de todo lo que podría ser considerado "provocativo" o "peligroso", y la voz profética de la Iglesia se va apagando...  De ninguna manera quiero juzgar a los que están bajo amenaza terrorista y que han tomado una u otra decisión.  Simplemente me pregunto:  si todos los sacerdotes se van ¿qué será de la Iglesia?  Porque si ellos se van, después serán las religiosas, y después los catequistas, y...   ¿Será que estamos acercándonos al cuadro de Daniel 3:38?

"En este momento no tenemos príncipes, ni profetas, ni jefes;

  ni holocausto,  ni sacrificios,  ni ofrendas,  ni incienso;  

  ni un sitio donde ofrecerte primicias, para alcanzar misericordia."

 ¿o será que yo soy demasiado "apocalíptico"?  No sé;  pero si es aún un peligro remoto, ¿no habría que pensar en fortalecer el testimonio cristiano para las pruebas venideras?  ¿No debemos ir preparándonos para el martirio (muy probable para sacerdotes en tiempos de persecución como para soldados en tiempos de guerra)?  Sin embargo, no pocos (y entre ellos tengo que reconocer que hay muchos sacerdotes –dominicos- y aún obispos; personas de madura reflexión teológica) rechazan esta "mística del martirio", por diferentes razones: algunas, por anticuada; otros por tonta; estos dirán que es romanticismo estéril y dañina a la Iglesia;  aquellos hablan del deber de amar la propia vida y protegerla...  Según estas voces, hoy día la prudencia desaconsejaría el martirio (es decir, andar buscando ser mártir).  Claro está, el martirio es una gracia, una fortalecimiento sobrenatural que no se debe presumir, ni mucho menos intentar "conquistar" temerariamente (provocando ataques contra uno mismo o aún corriendo riesgos innecesarios).  Pero para un pastor consagrado al servicio del Evangelio ¿cuáles serán los riesgos innecesarios, y cuáles los necesarios?  ¿o ya no es permitido al pastor dar la vida de las ovejas, sino que debe más bien callarse y esconderse o huir cuando vienen los lobos?

  

          No sé;  son reflexiones inconclusas, no dogmáticas de un joven fraile predicador en la tierra de Santa Rosa...  Quiero seguir reflexionando, y tal vez Uds. quieren acompañarme en esta búsqueda, juntos con mis hermanos de comunidad acá y en Chimbote, con mis hermanas dominicas y de otras congregaciones, con los feligreses de la capilla de Campoy y mis alumnos en el seminario, en fin, con todo mi pequeño mundo...   De esto estoy convencido: es necesario, ahora más que nunca, que reflexionemos juntos sobre estas cosas y que pidamos al Señor el don de discernimiento para saber vivir según su voluntad, según las inspiraciones de su Espíritu en estos tiempos difíciles (Ef. 5, 15-17). Santa Rosa de Lima, ¡ruega por nosotros!

 

P. Tomás

Fuente: http://peru-cristiano.blogspot.com/2015/12/padre-sandro-dordi-recordado-por-el-p.html

 

domingo, 23 de agosto de 2020

Oración a la Virgen

 


Nuestra madre, la Virgen María nos acompaña en el camino de esta pandemia. No dejemos de orar le como intercesora de todas las gracias que necesitamos para este momento.

Oración a María

Oh María,
tú resplandeces siempre en nuestro camino
como un signo de salvación y esperanza.
A ti nos encomendamos, Salud de los enfermos,
que al pie de la cruz fuiste asociada al dolor de Jesús,
manteniendo firme tu fe.

Tú, Salvación del pueblo romano,
sabes lo que necesitamos
y estamos seguros de que lo concederás
para que, como en Caná de Galilea,
vuelvan la alegría y la fiesta
después de esta prueba.

Ayúdanos, Madre del Divino Amor,
a conformarnos a la voluntad del Padre
y hacer lo que Jesús nos dirá,
Él que tomó nuestro sufrimiento sobre sí mismo
y se cargó de nuestros dolores
para guiarnos a través de la cruz,
a la alegría de la resurrección. Amén.

Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios,
no desprecies nuestras súplicas en las necesidades,
antes bien líbranos de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita.

Reflexiones de un fraile - agosto 2020


El tiempo que vivimos es un tiempo difícil, duro, de temores e incertidumbre, pero con la gracia de Dios vamos descubriendo que, sobre todo es un tiempo de gracia, en el que Dios nos está enseñando a reconocer como de verdad unos dependemos de otros, como nos  necesitamos. 
En este tiempo, muchas personas me enseñan y me ayudan a ser solidario y a ser más hermano de todos. Empezamos hace un tiempo ya la experiencia de brindar alimentos casa por casa y después el Desayuno para Jesús, en la parroquia. Con estas reflexiones quiero agradecer a todos los que brindan su tiempo, su esfuerzo y sus bienes para desarrollar estas ayudas fraternas y también quiero agradecerle a los hermanos que vienen diariamente, porque nos dan una gran lección de esperanza, confianza, sencillez y gratitud frente a nuestro padre Dios, nuestro Abbá.  Dios los bendiga.

 LOS HERMANOS POBRES

Son nuestros acreededores que con su presencia nos invitan a cancelar nuestra deuda de caridad.

Son los dichosos del evangelio que nosotros hemos desdichado en el mundo con nuestra indiferencia.

Son los cristos de hoy que ignoramos en las calles y predicamos de buena manera en las parroquias.

Son a quienes les debemos no solo los bienes, sino nuestras vidas.

Son los maestros que nos enseñan a vivir con poco y a confiar como hijos.

Son nuestros anfitriones en el cielo, por ello debemos ser sus anfitriones en la tierra.

Son los dueños de los bienes que no usamos y están en nuestra propiedad.

Son la escalera que nos llevará al cielo o también al infierno por nuestra indiferencia.

Son compañeros de vida que nunca nos faltaran en este viaje.

Son los que nos enseñan a conocernos y a reconocerlos como hermanos.

 

LO QUE FALTA

Falta una mirada pura para ver lo bueno de mi prójimo.

Falta reconocer mi dignidad para reconocerla en el otro.

Falta amar la verdad para no aprovecharme de dicha palabra.

Falta obedecer para que mi fe sea completa.

Falta llenarme de Dios más que llenarme de mí.

Falta transparencia para no quedarme en la apariencia.

Falta dar no solo lo que tengo sino lo que soy.

Falta continuar con mi conversión para no quedarme solo en la convicción.

Falta amar no solo a los míos, sino también a los que están contra mí.

Falta la enlazar lo que aconsejo con lo que vivo.

Falta meditar las consecuencias de mis actos y decidir sus causas.

Falta enamorarme de Dios para asegurar mi fidelidad.