miércoles, 1 de julio de 2020

¿Cómo reconciliarse en tiempos de Covid19?


En tiempos como estos, cuando no es posible acudir a un sacerdote para solicitar el sacramento de la reconciliación, muchos echamos de menos dicho sacramento. No podemos reemplazarlo, pero hay algunas alternativas que el Papa Francisco nos ha dado a conocer como medida extraordinaria  a causa de la Emergencia Sanitaria por la Pandemia COVID 19.

Cuando brota del amor de Dios amado sobre todas las cosas, la contrición se llama "contrición perfecta"(contrición de caridad). Semejante contrición perdona las faltas veniales; obtiene también el perdón de los pecados mortales, si comprende la firme resolución de recurrir tan pronto sea posible a la confesión sacramental (cf Concilio de Trento: DS 1677).
                                                                                                Catecismo de la Iglesia Católica N°1452

"Haz lo que dice el catecismo, es muy claro: si no encuentras un sacerdote para confesar, habla con Dios, él es tu padre y dile la verdad: 'Señor, he combinado esto, esto, esto, perdóname, y pídele perdón con todo el corazón, con el acto de dolor, y prométele 'luego me confesaré, pero perdóname ahora… e inmediatamente volverá a la gracia de Dios"
                                                                                                                                            Papa Francisco

Aquí te compartimos una ideas para que puedas celebrar un Acto Personal de Reconciliación con Cristo

1. Busca un lugar tranquilo dentro de tu casa

2. Ponte en presencia de Dios, invoca al Espíritu Santo con un canto o con alguna oración, Te sugerimos esta:

Ven, Espíritu Santo,
Llena los corazones de tus fieles
y enciende en ellos el fuego de tu amor.
Envía, Señor, tu Espíritu.
Que renueve la faz de la Tierra.
Oh Dios, que llenaste los corazones de tus fieles
con la luz del Espíritu Santo; concédenos que,
guiados por el mismo Espíritu, sintamos con rectitud y
gocemos siempre de tu consuelo.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.


3. Lee la Parábola del Hijo Pródigo, (Evangelio San Lucas 15, 11-32) es un texto que nos muestra la misericordia y el amor de Dios por nosotros.

4. Haz un examen de conciencia profundo, en tu interior. ¿Cómo herí mi relación con Dios? ¿Cómo herí a mis hermanos: familia, hermanos pobres y con la creacion? ¿Cómo me herí a mí mismo? Pensar también en aquello que pudiste hacer y no hiciste: las omisiones. 

5. Pide perdón a Dios, sinceramente. Haz un acto de contrición, de dolor sincero por los pecados cometidos. Podemos rezar el Salmo 51 (50), llamado también el Miserere o rezar una oración de contrición, te sugerimos esta fórmula:

Señor mío, Jesucristo,
Dios y hombre verdadero,
Por ser tú quien eres y porque te amo,
me pesa de todo corazón haberte ofendido;
y me propongo con tu ayuda nunca más pecar y
apenas pueda, confesarme.
Dios mío, perdóname.

Aquí te compartimos con audiovideo el Salmo 51(50)




6. Reza el Padre Nuestro con espíritu de hijo que ha vuelto a los brazos del Padre.



7. Agradece y alaba a Dios, con un canto de alabanza o con el Magníficat que puedes cantar o leer en la Biblia, lo encuentras en el Evangelio de Lucas 1, 46-55.

Proclama mi alma la grandeza del Señor, 
se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, 
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones 
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí. 
Su nombre es Santo y su misericordia llega 
a sus fieles de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo, 
dispersa a los soberbios de corazón. 
Derriba del trono a los poderosos 
y enaltece a los humildes. 
A los hambrientos los colma de bienes 
y a los ricos despide vacíos.
Auxilia a Israel su siervo, 
acordándose de su santa alianza 
según lo había prometido a nuestros padres 
en favor de Abrahám y su descendencia por siempre.

           Aquí puedes escucharlo o cantarlo, en la musicalización que hizo el grupo Kairoi:




 GRACIAS PADRE POR TU PERDÓN, 
¡QUÉ HERMOSO ES ESTAR CONTIGO!

29 de junio - Día del Papa



Hoy celebramos el Día del Papa. Por eso, nos unimos en oración 🙏 por nuestro querido Pastor, el Papa Francisco, sus intenciones y su ministerio de amor y servicio para la humanidad.


Te compartimos además el discurso del Nuncio Apostólico en el Perú, Monseñor Nicola Girasoli con ocasión de esta fiesta de la Iglesia: El Día del Papa /Solemnidad de San Padro y San Pablo.



29 de Junio - Solemnidad de San Pedro y San Pablo

                                    

Hoy celebramos la fiesta de las columnas de nuestra iglesia, San Pedro que fue el primero en confesar la fe y San Pablo el maestro insigne que la interpretó. El primero fue el primer Papa de la Iglesia primitiva y el segundo fue quien llevó a los gentiles la fe de la Iglesia. Ambos apóstoles se complementaron para servir a la Iglesia de Cristo y ambos también tuvieron el mismo final en el martirio: uno murió crucificado de cabeza y el otro decapitado.

La vida de ambos nos ha de enseñar que Dios llama muchas veces a los que uno menos piensa, ¿quién se iba a imaginar que Jesús le iba a dar el cuidado de su Iglesia a un pescador? o ¿quién iba a pensar que Jesús iba a llamar a uno de sus perseguidores más temibles para difundir su evangelio?

Así es de maravilloso Dios, nosotros no podemos descartar a nadie para el servicio de Dios, porque una vez que Dios los toca, se vuelven instrumentos valiosos para expandir su Reino.

San Pedro nos enseña a reconocer a Jesús “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo” y Jesús le hace saber que, el reconocerlo ya es una gracia de Dios, que no es por obra humana, por ello, decimos que Dios nos amó primero, él tomo la iniciativa para amarlo y reconocerlo.

San Pablo nos enseña a ser evangelizadores y esto también es gracia de Dios, va a decir “El Señor me ayudó y me dio fuerzas para anunciar íntegro el mensaje”, por ello en ambos casos tenemos que orar mucho para que Dios haga su obra en nosotros.

Que nuestra Madre la Virgen María, interceda por el Papa Francisco que es el Vicario de Cristo, para que siga guiando a su Iglesia según el Espíritu Santo.


Cuenta con mis oraciones, que yo cuento con las tuyas. Dios te bendiga.

Hno. David Pacheco Neyra, OFM Cap.

Domingo 28 de junio del 2020


                                 

Lectura del Santo Evangelio según San Mateo 10, 37-42

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «El que quiere a su padre o a su madre más que a mí no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí no es digno de mí; y el que no toma su cruz y me sigue no es digno de mí. El que trate de salvar su vida la perderá, y el que pierda su vida por mí la salvará. El que los recibe a ustedes me recibe a mí, y el que me recibe a mí recibe al que me ha enviado; el que recibe a un profeta porque es profeta tendrá recompensa de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo tendrá recompensa de justo. El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños, sólo porque es mi discípulo, les aseguro que no perderá su recompensa».

Palabra del Señor.


REFLEXIÓN

Si Dios está en primer lugar, todo lo demás estará en su lugar


Todo orden tiene una prioridad, San Agustín decía: “Mantén el orden y el orden te mantendrá a ti”; por ello debemos tener un orden de valores en nuestras vidas y por ello Jesús nos va a recordar el primer mandamiento: “Amar a Dios sobre todas las cosas”. Entonces, en primer lugar ha de estar el amar a Dios, y recalca “el que quiere a su padre o a su madre más que a mí no es digno de mí” y una vez que Dios ocupe el primer lugar, todo lo demás estará en su lugar.


Jesús no pide un amor que excluya a tus seres queridos, sino todo lo contrario, incluirlos en el amor a Dios, porque si amamos a Dios, por amor a Dios amaremos a los nuestros. Cómo seguir amando a un cónyuge infiel, a un hijo mal agradecido, a un hermano que te traicionó, si no es con el amor de Dios y por amor a Dios. El amor de Dios redunda para nuestro bien, amar a Dios para amar a todos, pero amarlos mejor, porque al amar a Dios, Dios me enseñará a amar.


Muchas veces, este amor a Dios, se hace por medio de la cruz, sufrir por amor vale la pena, como dijeron por ahí “Si vas a amar vas a sufrir y si no quieres amar, entonces para qué vas a vivir”.


Por otro lado, este amor a Dios nos lleva amar al prójimo, porque Dios ha querido estar en el prójimo para amarlo concretamente. Ahora, en este tiempo en que más se necesita dar, entregarse, ser generoso hasta con los detalles más insignificantes, como el buen trato, el saludo amable, la sonrisa acogedora, el cuidarse para cuidar a los demás… como Jesús nos dice, aunque sea dando un vaso de agua, pues nadie es tan pobre que no pueda dar algo, sino sería un miserable, pero Dios nos ha enriquecido con su amor, porque sabe que cuanto más amamos, más felices somos.


Que nuestra madre la Virgen María, nos ayude a poner a Dios en primer lugar.


Ofrezcamos nuestro día:

Dios, Padre nuestro, yo te ofrezco toda mi jornada, mis oraciones, pensamientos, afectos, deseos, palabras, obras, alegrías y sufrimientos, en unión con el Corazón de tu Hijo Jesucristo que sigue ofreciéndose a Ti en la Eucaristía para la salvación del mundo.

Que el Espíritu Santo que guio a Jesús, sea mi guía y mi fuerza este día, para ser testigo de tu amor. Con María, la Madre del Señor y de la Iglesia, te pido por las intenciones del Papa y para que se haga en mí tu voluntad.


Cuenta con mis oraciones, que yo cuento con las tuyas. Dios te bendiga.


Hno. David Pacheco Neyra, OFM Cap