Este blog, tiene el fin de llevarnos a reflexionar en nuestro caminar por la vida, con reflexiones inspiradas, donde muchas de ellas forman parte de los libros del P. David Pacheco en las editoriales las Paulinas y San Pablo
sábado, 13 de junio de 2020
Bartimeo, un ciego que recupera la vida plena (tercera parte)
Bartimeo, un ciego que recupera la vida plena (segunda parte)
Bartimeo, un ciego que recupera la vida plena (primera parte)
Estamos ciegos[1]
Jesús y Zaqueo (parte 4)
jueves, 11 de junio de 2020
Solemnidad del Corpus Christi - 11/14 de junio
Por
el contexto de la pandemia del Covid 19, este año -en Perú y en varios otros
países hermanos- nos toca celebrar el Corpus Christi desde nuestras casas, por
ello, te invitamos a entrar en comunión con toda la Iglesia y adorar a Jesús
Eucaristía a través de los diferentes medios virtuales que indique tu
parroquia. Y recuerda: aunque el medio sea virtual, tu adoración es verdadera,
porque brota de tu corazón que es real. Y Jesús Eucaristía trasciende las
pantallas, las paredes, lo inunda todo con su presencia divina y real, hasta
llegar a tu corazón, si lo encuentra dispuesto: sencillo y manso como Él.
Este
Corpus Christi llega en un momento marcado por el duelo y el dolor ocasionados
por la pandemia, nos parece oportuno citar aquí las palabras de Mons. Carlos
Castillo, Arzobispo de Lima, que podemos hacer extensivas a todos los
creyentes: "Unidos a toda la humanidad en nuestra patria, sufrimos aun los
estragos de la pandemia del Corona Virus. No podemos olvidar el
cuerpo ensangrentado de Jesús en nuestros muertos, muchos de ellos,
compartiendo sus vidas, como Jesús, hasta incluso la muerte. Muchos también
enterrados lejos de su familia, y sin el duelo que corresponde a su dignidad.
La emergencia nos lo ha impuesto, pero hemos de honrar su memoria, mucho más si
el “Cuerpo de Cristo” se nos dio para compartirlo como alimento de esperanza.
Llamados
a no contagiar y a priorizar la salud común, aun confinados en nuestros
hogares, afianzamos con humildad y sencillez nuestra fe en Jesucristo
Sacramentado. Él es el “Cuerpo que toca y resucita a nuestros muertos por la
pandemia”, y como la primera Iglesia nos preparamos desde casa para salir a
anunciar a Quien es “la resurrección y la vida”... El Padre por María nos dio a
Jesús, y Jesús nos dio el Espíritu que generó la Iglesia ungiéndonos, pero
antes de morir quiso dejarnos el alimento de su cuerpo, para que,
compartiéndolo, resucitemos, y anunciemos que la última esperanza es la
resurrección. Por ello renovemos esta esperanza en medio del dolor: “Con tu
cuerpo Oh Cristo, toca y resucita nuestros muertos en la pandemia”.
Que
este sea un Corpus Christi de amor y esperanza para todos, Jesucristo nos
acompaña en estos momentos, Él nos fortalece y nos da la sabiduría para
encontrar la solución al sufrimiento y la felicidad de, pase lo que pase,
confiar siempre en Él.
EL ALIMENTO DE LA MISERICORDIA
Hay un alimento que sacia y da vida
Hay un alimento de donde brota toda gracia
Hay un alimento que es fuente y culmen:
Pan partido que se entrega
Pan partido y repartido entre los hombres
Pan partido que es nuestra pascua
Pan partido de donde brota todo bien espiritual
Santo cuerpo de Cristo que llena nuestro cuerpo
Santa sangre de Cristo que llena nuestros vacíos
Y lo comemos y lo bebemos
Y nos hacemos uno con Él
Y nos fortalecemos en su fuerza
Y nos sacrificamos en su don
Y nos llenamos de su gracia vivificante
Para empezar a darnos como Él
Para empezar a vivir como Él
Para empezar a amar
como Él
Con verdad
Con generosidad
Con alegría
Con Misericordia.
Hno. David Pacheco Neyra, OFM Cap
Libro: Camino a la Misericordia del Padre
domingo, 7 de junio de 2020
JUNIO, MES DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
SOLEMNIDAD DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD - Domingo 7 de junio del 2020
Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no mandó a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por medio de él. El que cree en él no será condenado; por el contrario, el que no cree ya está condenado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios.
Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Venimos de un Dios que es comunión para estar en comunión
¿Cómo nos imaginamos a Dios? Pueda que venga a la mente un anciano con barba blanca, solo en el cielo, viéndonos de lejos y, definitivamente, no es así. Dios es uno y trino, una comunión perfecta entre Padre, Hijo y Espíritu Santo, es un éxtasis de amor entre el Amado, el Amador y el Amor, es una fiesta de gozo entre las tres personas divinas.
Para tratar de explicar este misterio trinitario, o tener una idea de él se recurrió a la analogía con el sol, su luz y su calor, entre otros ejemplos similares. Lo cierto es que nuestro Dios es Santísima Trinidad y que nosotros venimos de un Dios comunión que en su inifinito amor nos creó para hacernos parte de esta divina comunión. Él quiso que participáramos de este gozo de amor sin mérito alguno, porque así es el amor: difusivo.
Este amor se concretó en la creación cuando nos lo dio todo, pero el hombre rechazó esta comunión, rechazó vivir en esta divina intimidad y decidió, en uso de su libertad, rechazar el amor de Dios, que es lo mismo que pecar.
Sin embargo, Dios no deja de amarnos y envíó a Jesucristo para que nos salvemos, para demostrarnos una vez más que nos ama hasta el extremo y que no hay amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Nos anuncia que no bastó amarnos en este mundo, sino que quiere amarnos por toda la eternidad, pero a pesar de ello, muchos lo rechazan, “vino a los suyos y no lo recibieron” dice San Juan.
Pese a todo, Dios no se da por vencido y manda al prometido, al Espíritu Santo para que su amor se derrame en nuestros corazones, nos hace sus hijos y nos asemeja a nuestro Padre Dios. Muchos lo aceptaron y otros no, pero Dios sigue obrando hoy en el mundo por medio de su Espíritu. ¿Estás dispuesto a aceptar su amor? ¿Estás dispuesto a vivir el amor y crear comunión con tus semejantes? ¿Te atreves, con ayuda del Espíritu Santo, a reflejar el amor trinitario en tu contexto? En este tiempo donde compartimos más con nuestras familias recordemos que somos de la familia de Dios y que Dios quiere compartir contigo cada día su intimidad, su misterio y su forma de amar.
Que nuestra madre la Virgen María, nos ayude a aceptar este amor de la Santísima Trinidad
Que el Espíritu Santo que guio a Jesús, sea mi guía y mi fuerza este día, para ser testigo de tu amor. Con María, la Madre del Señor y de la Iglesia, te pido por las intenciones del Papa y para que se haga, en mí, tu voluntad.
Dios te bendiga
FIESTA DE PENTECOSTÉS Domingo 31 de mayo del 2020
El día de la resurrección, primer día de la semana, por la tarde, estaban en casa los discípulos con las puertas trancadas por miedo a los judíos, cuando se presentó Jesús, se colocó en medio de ellos y les dijo: “¡Les traigo la paz!”. Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron de ver al Señor. Jesús repitió: “¡Les traigo la paz! Así como el Padre me envió, los envío yo a ustedes”. En seguida sopló sobre ellos y les dijo: “Reciban el Espíritu Santo. A quienes les perdonen los pecados, les quedan perdonados, y a quienes se los retengan, les quedan retenidos”.
Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Hoy más que nunca necesitamos al Espíritu Santo para renovar el mundo
Cincuenta días después de la Pascua, llegamos a la fiesta de Pentecostés que es la fiesta del Espíritu Santo. Celebramos que Jesús envía al Paráclito, al Defensor… es el culmen de la Pascua, ya que ahora Dios se manifiesta en la tercera persona de la Santísima Trinidad.
Dios nos da muchas oportunidades para llenarnos de Él, como en la Semana Santa, la Pascua y ahora Pentecostés. Hoy podemos reavivar el Espíritu Santo que está en nosotros desde nuestro bautismo. Para ver la obra del Espíritu Santo, tenemos que ver a Jesús, la Iglesia, los santos, las conversiones y también, los pasos de fe que hemos tenido y que se deben al Espíritu Santo.
Para pedirle que venga a nuestros corazones, tenemos que sentir cuánto necesitamos de Él. Ya San Pablo decía: "Nadie puede decir Jesús, si no tiene el Espíritu Santo” y en estos tiempos que estamos con nuestras familias, con temores, a la deriva, necesitamos de su presencia para amar, ya que el Espíritu Santo es el amor entre el Padre y el Hijo. Lo necesitamos para comunicarnos mejor entre nosotros ya que con su presencia en Pentecostés, todos se podían comunicar. Necesitamos de su fuego, que es el amor que tiene que arder en nuestros corazones para ayudar al prójimo. Necesitamos su suave brisa que nos trae la paz, esa paz de saber que estamos en las manos de Dios Padre.
El Espíritu quiere dirigir nuestra vida a la santidad, quiere defendernos de todo peligro, quiere darnos valor ante cualquier temor y quiere darnos sus siete dones de sabiduría, piedad, ciencia, temor de Dios, consejo, fortaleza y entendimiento; pero busca un corazón disponible, deseoso de recibirlo: ¿deseas acogerlo de verdad? Pidamos al Espíritu Santo que more activamente en nuestra vida.
Que la Virgen María, esposa del Espíritu Santo, disponga nuestro corazón para acoger al Santo Espíritu de Dios en nosotros.
Ofrezcamos nuestro día:
Dios, Padre nuestro, yo te ofrezco toda mi jornada, mis oraciones, pensamientos, afectos, deseos, palabras, obras, alegrías y sufrimientos, en unión con el Corazón de tu Hijo Jesucristo que sigue ofreciéndose a Ti en la Eucaristía para la salvación del mundo.
Dios te bendiga







