Domingo de Resurrección - 12 de Abril

Santo Evangelio según San Juan 20, 1-9
RESURRECCIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO

El primer día de la semana, de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y vio que la piedra había sido sacada. Corrió al encuentro de Simón Pedro y del otro discípulo al que Jesús amaba, y les dijo: "Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto". 

Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió más rápidamente que Pedro y llegó antes. Asomándose al sepulcro, vio las vendas en el suelo, aunque no entró. Después llegó Simón Pedro, que lo seguía, y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo, y también el sudario que había cubierto su cabeza; este no estaba con las vendas, sino enrollado en un lugar aparte. Luego entró el otro discípulo, que había llegado antes al sepulcro: él también vio y creyó. Todavía no habían comprendido que, según la Escritura, él debía resucitar de entre los muertos.

Palabra del Señor

REFLEXIÓN
¡Aleluya, Aleluya, Cristo ha resucitado!

Feliz domingo de Pascua y es feliz porque nuestra historia terminará en un buen final, que no es la muerte, sino la resurrección. Lo que más temía el hombre, la muerte ha sido vencida, ya no es una amenaza, sino ahora nos trae una esperanza y es que viviremos para siempre con Dios.

Ahora que sabemos que hemos resucitado, el hombre viejo ha muerto y ahora somos nuevas criaturas en Cristo, por ello la alegría nos debe llevar a vivir como resucitados ¿Qué malos hábitos han muerto?

San Pablo nos recuerda que busquemos los bienes del cielo, donde está Cristo y el mayor bien es la caridad, es la alegría de que Cristo viva en nosotros, es también la esperanza de ver que Dios es poderoso que venció a nuestro más temido verdugo que es la muerte y, entonces, ¿cómo no va a vencer un virus? La resurrección nos confirma que Dios lo puede todo y nada es imposible para Él.

¿Cómo será nuestra vida desde ahora? Y es que hemos pasado de la muerte a la vida, por ello, también debemos ser portadores de esta buena noticia en nuestros hogares, ellos la esperan entre tantas malas que recibimos.

Aquí está la medicina del mundo que es Cristo, es Él quien hará de esta humanidad, un mundo mejor. Que la Virgen María nos ayude a vivir como resucitados.

Hno David Pacheco Neyra, OFM Cap.

Dios los bendiga

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