Un encuentro entre dos buscadores: Jesús y Zaqueo (parte 1) (Lc 19, 1-10)



Siguiendo el Evangelio que nos muestra quien es Jesús, no solo para conocerlo, sino para ser como él y darlo a conocer, ahora quiero explicar un episodio que refleja la búsqueda del hombre y la búsqueda de Dios, porque ambos se atraen: el episodio de Jesús y Zaqueo. Tenemos a Dios que es amor y al hombre creado por amor. ¿Qué tienen en común? Ese amor nacido de Dios que ama y que llega al hombre, quien ha de dejarse amar para luego amar.


Zaqueo representa al hombre alejado de Dios pero que en fondo lo busca y se llena de bienes materiales, como tantos hombres de hoy que creen que ese es el fin de la vida. Refleja también al hombre que ha hecho dinero a expensas de otros y para llegar a dicho fin ha usado los medios ilícitos (como hoy tantos corruptos) Lo interesante es meditar en qué condiciones comienza este hombre estigmatizado por la sociedad a buscar a Jesús y luego de encontrarlo como termina. Aquí se ve patente el verdadero milagro que Dios quiere hacer en nuestras vidas tras un encuentro con Jesús. El saberse amado, perdonado por Dios lleva al hombre a cambiar definitivamente y a este cambio o conversión estamos llamados todos, no un día sino todos los días de nuestra vida.

Te invito a que cada mes sigas leyendo esta columna y seas testigo de este encuentro que, estoy seguro, también te llevará a encontrarte con Jesús. 

“Había un hombre llamado Zaqueo, jefe de los que recaudaban impuestos para Roma y rico” (v. 1)

  
Un hombre rico, pero pobre en amor

Zaqueo tenía como profesión ser cobrador de impuestos, es decir, recogía los tributos obligatorios que sus conciudadanos judíos tenían que pagar a Roma. Este sistema impositivo era muy exigente y gravoso, por lo tanto, esta profesión estaba excluida de la vida religiosa del resto de lo judíos y por lo mismo era un tipo despreciado y temido a la vez por el poder que le otorgaba el dinero y su posición.  Una persona puede alcanzar muchos logros, disfrutar de dinero, viajes, tecnología, etc., pero continuar con un gran vacío, porque las cosas, aunque sean abundantes no pueden amar y el hombre tiene una necesidad básica de ser amado, una vida sin amor no es vida. Y Zaqueo representa al hombre que no tiene la aceptación de su gente, de los suyos. Ante esta situación, Zaqueo no puede ser feliz, ni vivir en armonía a pesar del poder que podía ejercer, porque no había encontrado el verdadero tesoro.

 Entre dos opiniones
 Otro personaje en este episodio va a ser la gente de su alrededor, sus conciudadanos que van a intervenir de diferentes maneras, por un lado, van a manifestar su malestar hacia Zaqueo, impidiéndole ver a Jesús y por el otro, murmurando contra el actuar de Jesús por aceptar a un publicano y cobrador de impuestos.  Zaqueo se encuentra entre lo que opina la gente de él y lo que opina Jesús de él, muchas veces también tenemos que escoger una de las dos opiniones. Ya decía San Pablo que no se puede agradar a Dios y a los hombres (Gál 1, 10), por ello aquí también nos invita a tomar partido, porque muchas veces dejarse llevar por lo que dice o hace la gente, nos deja un sabor rancio en nuestras vidas. La gente puede decir muchas cosas y hasta etiquetarte como lo hicieron con Zaqueo, considerándolo un hombre indigno de Dios y por lo tanto excluirlo de su círculo. A pesar de ello, este pasaje nos va a demostrar que nada se puede anteponer al encuentro con Jesús y que para Jesús no hay casos perdidos, porque no hay nada imposible para él.


REFLEXIÓN: Unas preguntas que buscan respuestas

¿Qué prefieres?

¿Ser rico ante Dios o ante los hombres?
¿Llenarte los bolsillos o llenar el corazón?
¿Caer bien a todas las personas o caer bien a Dios?
¿Asegurarte los bienes terrenales o los bienes del cielo?
¿Buscar el reconocimiento de los hombres o de Dios?
¿Ganar el mundo o ganar tu alma?
¿Ser pobre con Dios o ser rico sin Dios?
¿Cambiar con tus fuerzas o dejar que Dios te cambie?
¿Buscar tu realización o la voluntad de Dios realizada en ti?
¿Buscar el éxito o la salvación?
¿La opinión de la gente o la opinión de tu conciencia que es la voz de Dios?
¿Crecer y que disminuya Dios o que Dios crezca y que tú disminuyas?

Hno. David Pacheco Neyra, OFM Cap

PAZ Y BIEN









Comentarios