Domingo 17 de mayo del 2020




Lectura del santo evangelio según san Juan 14,15-21

En la Última Cena, dijo Jesús a sus discípulos: “Si me aman, guardarán mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y Él les dará otro defensor, el Paráclito, para que esté siempre con ustedes: el Espíritu de la verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no lo ve ni lo conoce. Ustedes, en cambio, lo conocen, porque permanece con ustedes y estará en ustedes. No los dejaré desamparados; volveré a ustedes. Dentro de poco el mundo ya no me verá; pero ustedes sí me verán, porque como yo tengo vida, también ustedes la tendrán. Ese día comprenderán que yo estoy en el Padre y que también ustedes están en mí y yo en ustedes. El que es fiel a mis mandamientos y los guarda es quien me ama. Y al que me ama lo amará mi Padre, y yo también lo amaré y me revelaré a él”.
Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

Si amas, podrán ver a Jesús en ti

El amor no se dice, sino se demuestra; por ello, Jesús nos ha demostrado su amor en la cruz, como dice un canto: “mira la cruz, fue por ti, fue porque te amo, nadie te ama como yo”. Bien ahora por nuestra parte lo mínimo que podremos hacer es corresponder a ese amor, y lo más beneficioso en ese mandato, es que salimos ganando nosotros, porque si amamos a Jesús, nos estamos amando nosotros, si cumplimos sus mandatos es para que Dios pueda llevarnos a realizarnos como personas.

Si Jesús es la referencia del amor, el Espíritu Santo es quien nos va llevar a amar, y es que a pesar que los mandamientos nos hacen bien, necesitamos la fuerza para cumplirlos, de ahí que Jesús promete el Espíritu Santo: “Yo le pediré al Padre que les dé otro defensor, que esté siempre con ustedes, el Espíritu de la Verdad” , y este espíritu lo recibimos en nuestro bautismo para poder cumplir los mandamientos. ¿Tenemos presente al Espíritu Santo? ¿ Pedimos su auxilio? ¿Olvidamos que somos templo del Espíritu Santo?

Si queremos agradar a Dios, tenemos que desear ser santos, que comprende dejar actuar al Espíritu Santo, que nos hará descubrir cuánto nos ama el Padre y el Hijo, entonces cuando nos sintamos amados por Dios, por obra de Espíritu Santo, entonces será más fácil amar, perdonar, salir al encuentro del otro y podrán decir “ahí esta Jesús” y podrán creer que realmente Jesús sigue actuando.

Que la Virgen María nos ayude a saber corresponder el amor de Jesús.

Ofrezcamos nuestro día:

Dios, Padre nuestro,
yo te ofrezco toda mi jornada,
mis oraciones, pensamientos, afectos, deseos, palabras, obras, alegrías y sufrimientos, en unión con el Corazón de tu Hijo Jesucristo que sigue ofreciéndose a Ti en la Eucaristía para la salvación del mundo.
Que el Espíritu Santo que guio a Jesús, sea mi guía y mi fuerza este día,
para ser testigo de tu amor.
Con María, la Madre del Señor y de la Iglesia, te pido por las intenciones del Papa y para que se haga en mí tu voluntad.

Dios te bendiga

Hno. David Pacheco, OFM Cap

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