1.
Cristo como punto de partida
San Francisco encontró el eje conductor de
su vida en Cristo quien lo va a llevar a armonizar todo. Cristo fue la piedra angular que sostuvo todo
su accionar. Por ello, el punto de partida no son las acciones en favor de la
ecología, o la lucha en defensa del medio ambiente, sino es trascender, porque
si no trascendemos no podemos ver todo el panorama completo. Al igual que San Francisco,
nuestro camino espiritual ha de empezar con Cristo principio y fin de todo lo
creado. El camino franciscano consiste en vivir el santo Evangelio, para ello
hay que conocerlo y solo así podremos vivir la armonía de la creación, porque
en el Evangelio, Cristo nos enseña a vivir en armonía, de ahí parte la
espiritualidad franciscana.
2. Ante la indiferencia la alabanza
“Dejarse sorprender por Dios”, es una frase
del papa Francisco. El asombro es un don que muy pocas personas tienen, San
Francisco de Asís va a asombrarse por toda la creación que lo rodea. Una cosa
es ver una flor con los ojos de un investigador que la analiza y saca unas
conclusiones y otra es ver con los ojos de un poeta, de un enamorado, de un pintor
que se deja atrapar por la belleza de la flor. Solo así podemos entender a San
Francisco que puede encontrar la belleza exterior cuando tiene la belleza de la
armonía en su interior: “Con la agudeza de su corazón penetraba de modo
eminente y desconocido a los demás, los secretos de la criatura” (1 Ce 81) y es
que para dejarse invadir por el asombro de las criaturas hay que tener un espíritu
lleno del Creador.
Asombrarse es dejarse atrapar por el
encanto de un Dios que encanta. “En cada
Te alabo, Dios, porque...
En el universo, veo tu
poder creador y vivificador.
En la naturaleza, escucho
tu voz que me habla de ti.
En el cielo, contemplo el
reflejo de tu inmensidad.
En el amanecer, me das tu
bienvenida.
En el alimento,
experimento tu providencia.
En muchos acontecimientos,
veo tus milagros silenciosos.
En mi prójimo, advierto tu
presencia.
En los buenos hombres, veo
tu imagen.
En las obras de arte, disfruto
tu inspiración.
En mis hijos, contemplo la
prolongación del milagro de la vida.
En mis amigos, el amor generoso
de Dios.
En mis hermanos, te
encuentro cercano.
En mi pareja, descubro el
complemento que creaste para amar.
En mi finitud, veo la
necesidad de tu infinitud.
En mis talentos, encuentro
las herramientas para cuidar la casa común.
En mi vida, son patentes
tus beneficios.
En mi cuerpo, encuentro tu
obra maestra.
En mi interior hay una
armonía por descubrir.
En la muerte veo una
entrada a la armonía universal.
En todo, te veo y te alabo
mi Dios.
3.
Ante el dominio la
minoridad
“La mejor manera de poner en su lugar al
ser humano, y de acabar con su pretensión de ser un dominador absoluto de la
tierra, es volver a proponer la figura de un Padre creador y único dueño del
mundo, porque de otro modo el ser humano tenderá siempre a querer imponer a la
realidad sus propias leyes e intereses” (LS 75). En el Génesis encontramos una
frase “domina la tierra” y esta palabra mal interpretada ha sido causa de
muchos desastres contra la naturaleza, fomentando el uso y el abuso, al creer
que la palabra significa oprimir, abusar, imponer la fuerza…y en el contexto
bíblico es todo lo contrario ya que nosotros somos administradores de la
creación y no dueños. Y nuestra formación o anhelo de bienestar van en esa
línea de tener y dominar para afianzar nuestra persona y de esta manera
construimos una cultura con una visión de dominio sobre la naturaleza que al
final de cuentas no solo la dañamos sino nos dañamos porque dependemos de ella,
y así también vamos perdiendo nuestra verdadera esencia de la comunión con la creación.
“Hemos crecido pensando que éramos sus propietarios y dominadores, autorizados
a expoliarla” (LS 2)
Ante esta situación San Francisco,
siguiendo a Cristo nos va a presentar el camino de la minoridad que se puede
traducir en una actitud constante de servicio, de ahí que a sus hermanos les va
a pedir que se llamen “hermanos menores” (1 Ce 1, 38) y esto es lo opuesto a
dominar pues se sometieron a todas las personas y también a todas las creaturas.
Agradece porque tienes...
La creación, Dios te la da
y cuidarla es una manera de agradecer.
Tus ojos, Dios te los dio
y has de usarlos para verlo en la naturaleza.
Tus labios, Dios te los
dio para alabarlo por su creación.
Tus oídos, Dios te los dio
para saber escucharlo en los marginados.
Tus piernas, Dios te las
dio para socorrer al hombre excluido.
Tus manos, Dios te las dio
para ser un buen jardinero de la casa común.
Tu inteligencia, Dios te
la dio para ser un buen administrador.
Tu corazón, Dios te lo dio
para amarlo en todas sus criaturas.
Tus dones, Dios te los dio
para ponerlos al servicio de la casa común.
Tu familia, Dios te la dio
para que en ella encuentres y compartas su amor creador.
Tu trabajo, Dios te lo dio
para contar contigo como colaborador de la creación.
Tu vida, Dios te la dio
para vivir en armonía.
4.
Ante el consumismo la
pobreza de espíritu
“Dado que el mercado tiende a crear un
mecanismo consumista compulsivo para colocar sus productos, las personas
terminan sumergidas en la vorágine de las compras y los gastos innecesarios”
(LS 203). Ante el afán de consumo que deja al hombre cada vez más vacío y
esclavizado, el mejor remedio no es la pobreza de las cosas, del tener o no
tener, sino el no aferrarse a ellas, el no depender de los bienes que tenemos. Así,
nos aproximamos a la pobreza espiritual que trasciende el tener, porque abarca
el ser, esa es la pobreza de las bienaventuranzas: “Felices los pobres de
espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos (Mt 5,3) de esta manera, el
pobre de espíritu va a tener como riqueza a Dios y con ello va a vivir confiado
en las manos de un Dios providente que nunca le va a hacer faltar lo necesario para vivir en paz, porque
el espíritu de pobreza va acompañado del espíritu de sabiduría y de la santa
sencillez. Así, podemos apreciar el corazón franciscano en las santas virtudes
que escribió el seráfico padre San Francisco:
“¡Salve, reina sabiduría!, el Señor te
salve con tu hermana la santa pura sencillez ¡Señora santa pobreza!, el Señor
te salve con tu hermana la santa humildad! (...) La santa sabiduría confunde a
Satanás y todas sus malicias. La pura santa sencillez confunde a toda la
sabiduría de este mundo y a la sabiduría del cuerpo. La santa pobreza confunde
a la codicia y avaricia y cuidados de este siglo. La santa humildad confunde a
la soberbia y a todos los hombres que hay en el mundo, e igualmente a todas las
cosas que hay en el mundo”. (Saludo a las virtudes)
Aprender a ser pobre como Jesucristo…
Que siendo rico se hizo
pobre para enriquecernos.
Que vivió sirviendo a los
más pobres y no buscó que le sirvieran.
Que llenó corazones de
amor, más que los bolsillos de dinero.
Que no solo entregó su
vida, sino que nos llevó a la vida eterna.
Que nos dio la mayor
riqueza de devolvernos la dignidad que habíamos perdido.
Que teniendo toda la
justicia y poder, no vino a condenar; sino a perdonar.
Que vivió de la bolsa
común y en comunidad de pobres.
Que se hizo pobre, vivió
como pobre y entre los pobres.
De esta manera Jesús nos
enseñó a:
Ser valioso, porque
nuestra valía viene de Él.
Tener dignidad y reconocer
la dignidad del otro.
Reconocer nuestra grandeza
y defenderla para no perderla.
Dar la vida gratuitamente
porque la hemos recibido gratis.
Recibir talentos para
nuestro servicio, pero también para el servicio de los más necesitados.
Conocerlo no solo para
admirarlo, sino para vivir como Él.
5.
Ante el individualismo la
fraternidad
"Necesitamos fortalecer la conciencia
de que somos una sola familia humana. No hay fronteras ni barreras políticas o
sociales que nos permite aislarnos, y por eso mismo tampoco hay espacio para la
globalización de la indiferencia" (LS 52). San Francisco va a ser
reconocido como el “hermano universal” porque va a tratar a las creaturas como
“hermanos y hermanas” esta manera de relacionarse va a denotar confraternidad,
respeto, cercanía, bondad, mas no dominio, daño o utilización. De esta manera,
muestra un sentimiento de protección y de referencia al Creador como padre
común y, sobre todo, un llamado a convivir familiarmente en la casa común. Para
llegar a esta relación de armonía, se tiene que dejar el egoísmo entre los
hermanos “Y confiadamente manifieste el
uno al otro su necesidad para que le encuentre lo necesario y se lo suministre»
(1 R 9,10) No se puede hablar de la
fraternidad con la creación sino se habla de la fraternidad entre los hombres y
no se reconoce un lazo entre todos para que pueda existir la armonía entre
todos.
En la fraternidad, un hermano es quien…
Aprende a conocer al otro para conocerse a sí
mismo.
Rompe sus barreras para salir al encuentro
con la creación.
Trabaja por la problemática de los otros,
porque siente que también es su problema.
Aproxima su vida a su Padre Dios, para
aproximarse a su hermano próximo.
Necesita de los demás, como sabe también que
los demás lo necesitan.
Construye puentes no solo entre los hombres,
sino también con la naturaleza.
Ama a todos, porque todos somos hijos de un
mismo Padre.
Bendice a Dios y por lo tanto se siente
bendecido por la creación.
Descubre a Dios en su creación que lo
describe.
Escucha a Dios en los cánticos de sus
creaturas.
Colabora con Dios administrando bien su
creación.
Contempla a Dios, aprendiendo de la creación
que le refleja.
Alaba a Dios con una vida en armonía.
Ama a la creación porque es obra del buen
Dios.
Cuida la casa común donde convive con todos
sus hermanos.
Sirve a la creación porque la creación le
sirve para vivir.
6. Ante la ceguera espiritual la contemplación
"El mundo es algo más que un problema
a resolver, es un misterio gozoso que contemplamos con jubilosa alabanza"
(LS 12). La oración en San Francisco era una manera de vivir en contacto con
Dios, ya que oraba en todo momento “caminando, estando sentado, comiendo y
bebiendo” de día y de noche y se decía de él: “no era un hombre orando, sino
todo él hecho oración” y va a dejar este gran legado a sus hermanos para poder
llegar a la contemplación que consiste en ver la realidad con los ojos de
Jesús, con los ojos de la fe, y esto es una gracia que se le concede a los
hombres de oración que suelen estar en contacto, en diálogo con Dios. La
oración no es una opción, ni un privilegio; sino una necesidad vital para la
vida de fe. Por ello, San Francisco va a priorizar la oración sobre todas las
actividades: “no apaguen el espíritu de la santa oración y devoción, a cuyo
servicio deben estar las demás cosas temporales” (1 R 5, 1-2)
Alabado seas
Alabado seas, Padre Amado,
por las aves que cantan tu grandeza y por las plantas que contemplan tu
hermosura.
Alabado seas en la risa de
un niño que muestra tu sencillez y en el silencio de un anciano que enseña tu
sabiduría.
Alabado por el sol que nos
trae el día y por la noche que nos regala las estrellas.
Alabado seas por todo lo
que haces y también por cuanto permites.
Alabado seas por la vida
que sale de Ti y por la muerte que nos lleva a Ti.
Alabado seas por la tierra
que nos sustenta y por el Cielo que nos espera.
Alabado seas por el cuerpo
que nos diste y por el Espíritu que dentro de nuestro cuerpo pusiste.
Alabado seas por el mar
que refleja tu grandeza y por la arena que nos dice el número de tus
bendiciones.
Alabado seas por tu
Palabra que nos habla de Ti y por el silencio que nos lleva a saber de Ti.
Alabado seas por los días
buenos en que nos bendices y por los malos en que nos haces fuertes.
Alabado
seas por la vida con los hermanos que entre días buenos y malos intentamos
amarnos.
Alabado
seas por nuestro seráfico padre San Francisco, que dio inicio a la orden de
hermanos menores para dar al mundo: hombres mejores.
7. Ante las guerras, hombres de paz
“Parte de una adecuada comprensión de la
espiritualidad consiste en ampliar lo que entendemos por paz, que es mucho más
que la ausencia de guerra. La paz interior de las personas tiene mucho que ver
con el cuidado de la ecología y con el bien común, porque, auténticamente
vivida, se refleja en un estilo de vida equilibrado unido a una capacidad de
admiración que lleva a la profundidad de la vida” (LS 225). San Francisco de
Asís que deseaba seguir fielmente las huellas de Jesús, el Príncipe de la Paz,
trata también de ser no solo un hombre de paz, sino también quiere ser con sus
hermanos heraldo de paz. En su testamento manifestó: “El Señor me reveló que
dijéramos este saludo: El Señor te dé la paz» (Test 10), la paz que no viene de
una ausencia de conflictos, sino la paz que viene de una relación de comunión
con Dios, y en definitiva para propagar la paz, hay que llevarla en el
interior.
Las consecuencias de una casa común cada
vez más deteriorada es la falta de paz en el hombre que lleva a los conflictos
sociales y estos repercuten en la naturaleza como producto de las guerras, los
odios, las venganzas… y esto trae miserias e injusticia donde los más afectados
son los hermanos más pobres y débiles, entre ellos la hermana naturaleza.
Llamado a ser...
Un hombre simple en un
mundo complicado.
Un hombre de paz en un
mundo de guerra.
Un hombre de Dios en un
mundo secularizado.
Un hombre religioso en un
mundo que niega la religión.
Un hombre de comunión en
un mundo dividido.
Un hombre pequeño en un
mundo de gigantes con pies de barro.
Un hombre casto en un
mundo castrado por sus ideologías.
Un hombre servicial en un
mundo en que todos buscan servirse.
Un hombre sabio en un
mundo de supuestos “inteligentes.”
Un hombre espiritual en un
mundo materialista.
Un hombre pobre en un
mundo consumista
Y un hombre santo entre
tantos que también buscan la santidad
Bienaventurados los pobres por qué de ellos sera el REYNO de Dios
ResponderBorrarGracias Dios Mio por la vida p
Gracias por la naturaleza
Gracias por la vida k me das para alabarte glorificar tu Santo NOMBRE
Amén.
Amén. Así sea. Toda la alabanza para nuestro Señor. Que todas sus creaturas lo exalten.
BorrarGracias, gracias querido Hno David Pacheco!
ResponderBorrarEstoy sumamente anonadada,sorprendida por tanto amor, tanta paz, tanta dulzura, tanta maravilla, al leer estas bellas enseñanzas; percibo al contemplar el ROSTRO DE JESUS a un San Francisco de Asis, a un P. Pio, a un P. Leoncito. Verdaderamente Uds. Hnos. Franciscanos Capuchinos son los actuales Anawin de Dios. Dios bendiga su vida.
Gracias a Ud. hermana. Somos siervos inútiles que solo hacemos lo que tenemos que hacer. Le pedimos nos ayude con sus oraciones.
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