Solemnidad del Corpus Christi - 11/14 de junio



El Corpus Christi (Cuerpo de Cristo, en latín) es una fiesta de la Iglesia para celebrar la presencia de Cristo en la eucaristía. Su origen se encuentra en la Edad Media, cuando Santa Juliana de Cornillon, mística y monja agustina, impulsó la idea de rendir homenaje al cuerpo y la sangre de Jesucristo presentes en la eucaristía. Los trabajos y pruebas que tuvo que vivir fueron muchos hasta que su obispo estableció una fiesta local que luego se fue extendiendo en otras diócesis y que, finalmente, en 1264, el Papa Urbano IV, luego del milagro eucarístico de Bolsena, aprobó extender como solemnidad del Corpus Christi a toda la Iglesia. Desde entonces, los creyentes podemos adorar a Jesús Eucaristía públicamente. El Corpus Christi se celebra el jueves posterior a la Santísima Trinidad, es decir, 60 días después del Domingo de Resurrección. Pero suele trasladarse al domingo inmediato por razones pastorales.

Por el contexto de la pandemia del Covid 19, este año -en Perú y en varios otros países hermanos- nos toca celebrar el Corpus Christi desde nuestras casas, por ello, te invitamos a entrar en comunión con toda la Iglesia y adorar a Jesús Eucaristía a través de los diferentes medios virtuales que indique tu parroquia. Y recuerda: aunque el medio sea virtual, tu adoración es verdadera, porque brota de tu corazón que es real. Y Jesús Eucaristía trasciende las pantallas, las paredes, lo inunda todo con su presencia divina y real, hasta llegar a tu corazón, si lo encuentra dispuesto: sencillo y manso como Él.

Este Corpus Christi llega en un momento marcado por el duelo y el dolor ocasionados por la pandemia, nos parece oportuno citar aquí las palabras de Mons. Carlos Castillo, Arzobispo de Lima, que podemos hacer extensivas a todos los creyentes: "Unidos a toda la humanidad en nuestra patria, sufrimos aun los estragos de la pandemia del Corona Virus. No podemos olvidar el cuerpo ensangrentado de Jesús en nuestros muertos, muchos de ellos, compartiendo sus vidas, como Jesús, hasta incluso la muerte. Muchos también enterrados lejos de su familia, y sin el duelo que corresponde a su dignidad. La emergencia nos lo ha impuesto, pero hemos de honrar su memoria, mucho más si el “Cuerpo de Cristo” se nos dio para compartirlo como alimento de esperanza.

Llamados a no contagiar y a priorizar la salud común, aun confinados en nuestros hogares, afianzamos con humildad y sencillez nuestra fe en Jesucristo Sacramentado. Él es el “Cuerpo que toca y resucita a nuestros muertos por la pandemia”, y como la primera Iglesia nos preparamos desde casa para salir a anunciar a Quien es “la resurrección y la vida”... El Padre por María nos dio a Jesús, y Jesús nos dio el Espíritu que generó la Iglesia ungiéndonos, pero antes de morir quiso dejarnos el alimento de su cuerpo, para que, compartiéndolo, resucitemos, y anunciemos que la última esperanza es la resurrección. Por ello renovemos esta esperanza en medio del dolor: “Con tu cuerpo Oh Cristo, toca y resucita nuestros muertos en la pandemia”.

Que este sea un Corpus Christi de amor y esperanza para todos, Jesucristo nos acompaña en estos momentos, Él nos fortalece y nos da la sabiduría para encontrar la solución al sufrimiento y la felicidad de, pase lo que pase, confiar siempre en Él. 



EL ALIMENTO DE LA MISERICORDIA

Hay un alimento que sacia y da vida

Hay un alimento de donde brota toda gracia

Hay un alimento que es fuente y culmen:

Pan partido que se entrega

Pan partido y repartido entre los hombres

Pan partido que es nuestra pascua

Pan partido de donde brota todo bien espiritual

Santo cuerpo de Cristo que llena nuestro cuerpo

Santa sangre de Cristo que llena nuestros vacíos

Y lo comemos y lo bebemos

Y nos hacemos uno con Él

Y nos fortalecemos en su fuerza

Y nos sacrificamos en su don

Y nos llenamos de su gracia vivificante

Para empezar a darnos como Él

Para empezar a vivir como Él

Para  empezar a amar como Él

Con verdad

Con generosidad

Con alegría

Con Misericordia.


Hno. David Pacheco Neyra, OFM Cap

Libro: Camino a la Misericordia del Padre



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