Bartimeo, un ciego que recupera la vida plena (primera parte)


Paz y bien queridos lectores, comenzaremos a reflexionar la experiencia milagrosa del ciego Bartimeo ante Jesús, que es sobre todo una experiencia de conversión, que es pasar de la oscuridad a la luz y esta experiencia también la debemos pasar nosotros. San Marcos nos relata este hecho para invitarnos a identificarnos con la ceguera espiritual, paso fundamental si uno desea tener la experiencia de luz. Por ello, todo hombre está invitado a tener la pascua (paso) con Jesús de la oscuridad a la luz, Te invito entonces a seguir la secuencia de este milagro que Dios quiere hacer en nuestras vidas para poder llegar a ver el amor de Dios y terminar siguiéndolo en sus caminos.
“El hijo de Timeo, Bartimeo, un mendigo ciego” (Mc 11, 46)
El relato inicia que Jesús y sus discípulos, acompañado de mucha gente salían de Jericó y cerca del camino estaba el hijo de Timeo, Bartimeo que era un mendigo ciego. Hasta ahí podemos detenernos para darnos cuenta que también nosotros somos Bartimeo por también ser mendigos y ciegos, esto es, mendigos porque carecemos no tanto de bienes materiales , sino sobre todo de los bienes espirituales , aquellos que nos hacen ricos delante de Dios y los que mas necesitamos para salvarnos, carentes también de amor , aunque muchas veces nos conformamos con migajas de afecto, teniendo al alcance el amor de Dios que llenaría todo nuestro ser, la lista puede seguir y tu y yo sabemos que podemos agregar a ello.
Por otro lado, también estamos ciegos, sobre todo ciegos al no ver las bendiciones que recibimos, al no ver los milagros diarios, ni los peligros del pecado, ni el amor de Dios, ni a Jesús en el prójimo…esta lista puede continuar y esta ceguera puede ser de dos maneras: “De nacimiento” quizás nunca estuvimos en el “camino” de Dios o no conocemos a Dios y la otra manera es que “perdimos la vista” , es decir, que si estuvimos en el “camino” pero ahora nos hemos alejado, hemos visto a Dios en nuestras vidas pero ahora ya no  Sea cual sea el caso, lo importante es tomar la actitud de Bartimeo para ver.

Estamos ciegos[1]

Vemos las apariencias y no el corazón
Vemos lo que tenemos y no lo que somos
Vemos lo que nos conviene y no lo conveniente para todos
Vemos lo fácil y no lo justo
Vemos a corto plazo y no distinguimos nuestro devenir esperanzador a largo plazo
Vemos personas y no sus historias para comprenderlas
Vemos el pecado y nos sus consecuencias
Vemos nuestra fuerza y no la gracia que es la fuerza de Dios
Vemos la creación y no al creador
Vemos los bienes materiales y no los mayores que son los espirituales
Vemos con los ojos de la carne y no con los ojos del espíritu.



[1] Libro “Camino a la misericordia del Padre” P. David Pacheco Neyra, OFM Cap

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